Gilberto Pérez Castillo

El PRI regresa a la Presidencia de la República y al Gobierno de Jalisco por una razón: la ciudadanía quería echar para fuera del poder al PAN y vio en este partido al instrumento para lograrlo.
 
Pero esto no significa necesariamente que los electores querían al PRI al frente de sus gobiernos, sobre todo porque el tricolor no cuenta con una clara identidad ante la sociedad. Dicho de otra manera, a los ciudadanos no les queda claro qué significa, en positivo, que los priistas gobiernen.
 
En lo negativo, para su desgracia electoral, el PRI sí tiene definidas en la mente de muchos ciudadanos algunas malas características: corrupción, fraude electoral, violaciones a la libertad de expresión y represión.
 
Esto explica porqué como viene sucediendo en Jalisco, el PRI no gana elecciones, el PAN es el que las pierde. O sea, para que el PRI ganara una elección era indispensable que el panismo estuviera severamente desgastado, porque el priismo -desde que perdió el poder- ha sido incapaz de crearse una clara identidad en la mente de los electores, como sí la tienen el PAN y el PRD?
 
El PAN y el PRD
 
Ante el electorado sí existen claras identidades respecto a lo que significa que gobiernen panistas y perredistas. No obstante los bandazos ideológicos que a veces dan estos partidos, sí sabemos los electores qué esperar de ellos cuando ganan las elecciones.
 
Del PAN podemos esperar gobiernos conservadores, sobre todo en temas como la anticoncepción, las relaciones entre personas del mismo género; poca inclinación a los programas sociales y mayor cercanía con los empresarios y las clases medias. Además, aunque la corrupción ya es parte de su historia, se le percibe como menos corrupto que el PRI.
 
El PRD está identificado con programas sociales para los pobres, subsidios a los servicios públicos básicos, y una visión más liberal en los temas del control natal (más claramente en el tema del aborto) y el matrimonio entre personas del mismo sexo.
 
Así, cuándo la gente vota en el DF por el PRD sí está votando a favor de un proyecto de gobierno, por una forma colectiva de vida. Y lo mismo venía sucediendo con el PAN en Jalisco, hasta que los ciudadanos se hartaron de sus excesos.
 
En el caso de Jalisco, la corriente que encabeza Enrique Alfaro y el Partido Movimiento Ciudadano también se ha construido muy rápido una identidad clara y fuerte.
 
¿Y el PRI?
 
Salvo en lo negativo, el PRI no ha logrado arraigar en la mente de los ciudadanos una identidad de marca propia.
 
Para los electores en el 2012 fue el instrumento para echar a la calle al PAN, pero nada más.
 
En su larga historia el PRI ha ido desfigurándose ideológicamente, pasando por todos los matices desde la izquierda hasta la derecha. A veces muy conservador y a veces muy liberal el PRI acabó por confundir a los electores.
 
Por eso ahora es muy difícil responder -en lo positivo claro- ¿qué significa que el PRI gobierne? O, preguntado de otra manera, ¿qué hace un gobierno priista de manera diferente a los de otros partidos?
 
Se puede no tener una identidad clara cuando se es oposición, y se pueden ganar las elecciones sí al que gobierna le va mal.
 
Pero cuando ya se es gobierno, no tener esa identidad bien definida en la mente de los electores en el 2015 y en el 2018, cuando ya se tienen dos alternativas de oposición fuertes, puede ser un nuevo desastre para el PRI.