Miguel Castro Reynoso, Gildardo Guerrero Torres y Clemente Castañeda Hoeflich, los coordinadores parlamentarios del PRI, PAN y PMC, tendrán bajo su responsabilidad el reto de llevar a sus diputados coordinados a rescatar al Congreso de Jalisco.
 
A Miguel Castro le toca la doble responsabilidad de liderar una fracción parlamentaria, que además de ser la mayoritaria (17 diputados) es a la que pertenece el próximo Gobernador del Estado.
 
A Gildardo Guerrero le corresponde controlar los ímpetus que genera pasar a la oposición a la fracción panista integrada por 14 diputados.
 
Mientras que Clemente Castañeda tendrá que hacer una buena labor para que los cinco diputados que integran la bancada del Partido Movimiento Ciudadano sean un factor de crecimiento y no de desmerecimiento del movimiento que encabeza Enrique Alfaro, y que mantiene una tendencia creciente en la política de Jalisco.
 
A estas tres fracciones se suman, para completar los 39 diputados que integran el Congreso de Jalisco, los dos diputados del PRD y un diputado del Partido Verde.
 
Por la renovación impostergable
 
Luego del grotesco espectáculo de corrupción y constante deterioro en el que metieron al Congreso las últimas tres legislaturas, para los diputados que sumirán el encargo el próximo primero de noviembre es impostergable emprender un gran esfuerzo para revertir las prácticas viciadas que se han arraigado en el Poder Legislativo.
 
Esta nueva legislatura no se puede permitir mantener los excesos en la nómina del Congreso (tanto en su elevado número como en el bajo perfil de quienes la integran), los abusos de los diputados que se han acostumbrado a llevarse a los bolsillos mucho más de lo que las leyes les asignan, el descuido en su función de revisar las cuentas públicas y de castigar a quienes cometen corruptelas, la corrupción a la hora de administrar los recursos públicos que ahí se manejan y la nula sensibilidad para responder a las necesidades legislativas de la sociedad.
 
Dicho reto es mayor, si consideramos que estas prácticas están profundamente arraigadas en el Congreso, como un sistema, que disminuir la nómina requerirá de una estrategia bien definida que no acabe afectando aún más las arcas públicas, y por la tendencia de quienes llegan al Legislativo a mantener las cosas como están, porque dicho estatus los beneficia.
 
39 en la mira
 
Claro, la labor de revertir el proceso de deterioro institucional que ha tenido en los últimos nueve años el Congreso de Jalisco no es una tarea exclusiva de los coordinadores de las fracciones parlamentarias, sino del conjunto de los 39 diputados que integrarán la próxima legislatura.
 
Pero sí corresponderá a los coordinadores, con el apoyo de las dirigencias de sus respectivos partidos y de sus líderes políticos, controlar las tendencias que -legislatura tras legislatura- han llevado a los diputados a convertirse en una vergüenza institucional para los jaliscienses.
 
A los coordinadores les corresponde convencer a sus coordinados de emprender y sostener el camino de la recuperación del Poder Legislativo para la sociedad jalisciense, predicar con el ejemplo, y asumir el compromiso de que está generación verdaderamente marque un cambio en la vida política del estado.
 
Al resto de los diputados les toca la responsabilidad de asumir una actitud de moderación en sus pretensiones, hacer política de la buena y a tomar un compromiso real con la sociedad.
 
Esta legislatura, por el hartazgo de la sociedad y por lo que de ella se espera, será sin duda la más vigilada en la historia de Jalisco.