Pilar Pérez Chavira ganó y ganó bien. Con un amplio margen de diferencia sobre su más cercano adversario. Obtuvo 6 mil 699 votos contra 3 mil 549 de Carlos Arias Madrid y 2 mil 105 de César Madrigal Díaz. Obtuvo un amplio margen de diferencia porcentualmente: logró el 54.23% del total de la votación y sus rivales el 28.73% y 17.04% respectivamente.

Ni Arias ni Madrigal pueden regatearle el triunfo, aunque estarán en su derecho de esgrimir sus argumentos que expliquen o justifiquen su derrota. La realidad es que su discurso no logró despertar a una militancia que decidió no participar -el 40% aproximadamente- y, mucho menos, arrebatarle simpatizantes a la ganadora.

Ya con el triunfo en la bolsa, Pilar Pérez Chavira tendrá que demostrar lo que nos declaró recientemente en Marcatextos.com: que no es marioneta de nadie.

Perseguida por el -como ella dijo- “San Benito” de que el ex dirigente estatal del PAN, Eduardo Rosales Castellanos, no solo está detrás de su candidatura sino que es prácticamente el poder tras el trono a partir no sólo de que concluyó su presidencia sino aún sin ser militante ya del partido albiazul, Pérez Chavira nos declaró en aquella entrevista pubñicada aquí el pasado viernes 2 de este mes. Nos dijo:

“Para empezar, Lalo Rosales ya no está en el PAN y no es quien incide o decide al interior del partido (…). Sé que es un San Benito que cada vez que se necesita sale a relucir, pero sé que conocen mi trabajo, mi trayectoria; saben en qué coincido y en qué he diferido. Lalo es un buen amigo, pero eso no implica que maneje mi vida, que maneje mis decisiones o que manipule al PAN”.

Y remató:

“No soy una marioneta que mueve alguien…”.

Creo que contra lo que pudiera pensarse, ésta es la primera gran tarea y reto de la nueva dirigente del PAN: demostrar en los hechos que quien toma las decisiones es ella y  no quien ella misma calificó como “el villano favorito” dentro de Acción Nacional. Pilar Pérez Chavira deberá demostrar que quien tiene los hilos y control de la dirigencia es ella y que, efecetivamente, no es una marioneta que mueve alguien, como pronosticaron y pronostican sus detractores.

Y para dejar evidencia de que, efectivamente no es marioneta de nadie, el segundo reto de Pérez Chavira será hacer del PAN un verdadero partido de oposición, alejando también la creencia de que será un partido comparsa del grupo alfarista en el poder. Deberá de llevar a los hechos sus propias palabras emitidas en la entrevista con Marcatextos.com:

“Aquí se trata de la trayectoria, de la congruencia, del compromiso permanente con el PAN, con una claridad de rumbo. La inclusión debe darse con el trabajo y, sobre todo, con probada lealtad al PAN y no a otro partido. Quitemos las tentaciones y los riesgos que los mismos partidos ven: que haya una intervención de Morena dentro del PAN o una intervención naranja que desdibuje al propio partido”.

Por supuesto, el tercer reto de quien asumirá la dirigencia de Acción Nacional será lograr la unidad interna, volverlo a hacer un partido competitivo y que en la práctica enarbole los principios y la doctrina del PAN al que ha pertenecido durante tres décadas.

Pero para lograr ésto último, Pilar primero tendrá que cumplir, con hechos, los dos primeros retos. De no ser así, quedará en entredicho, o como falsedad, lo que nos declaró:

“Valorando objetivamente, tendríamos que hablar de que he sido institucional. Yo he demostrado que tengo un camino andado y que he tomado mis propias decisiones”.

Al tiempo.