Por Julio César Hernández

No son pocas las voces que coinciden en que el principal problema del Consejo Económico y Social (Cesjal), se llama Tomás López Miranda.

Y es que López Miranda -acusan-, actúa y toma decisiones a nombre del organismo y a espaldas de los consejeros, sin tener el aval ni respaldo del pleno, además de que expone posicionamientos que finalmente no reflejan el sentir de todos ellos.

Así como fue aquella carta donde “regañó” al gobernador Emilio González por la “mentada” en el Banquete del Hambre, ahora es el caso del desplegado que selectivamente apareció ayer en algunos diarios bajo el encabezado: Respecto a la importancia de reformar la Ley del Consejo Económico y Social del Estado de Jalisco, CESJAL.

Redactado por el secretario general, Francisco Javier Gutiérrez Vallejo, el desplegado aparece firmado por el propio López Miranda y los vicepresidentes Luis del Valle López, del sector empresarial; José Roberto de Alba Macías, del sector social; y Arturo Uribe Avín, del sector académico-asistencial.

Se asegura que éstos dos últimos nunca conocieron el contenido del mismo.

Pero no sólo eso, sino que habiéndose acordado que ningún consejero de los invitados –incluido el propio Presidente- asistiría a la reunión de ayer con los diputados, Tomás López Miranda rompió el compromiso y estuvo presente en Palacio Legislativo.

En su contenido, el desplegado tiene serias “pifias” como que el Cesjal pretenda colocarse al mismo nivel del Poder Legislativo cuando, en letras cursivas, se atreve a decir:

Los intereses políticos de la sociedad están representados en el Congreso y los intereses socioeconómicos deben estarlo en el Consejo Económico y Social”.

¿Entonces para qué están y sirven los organismos empresariales y los sindicatos, por mencionar sólo a dos importantes sectores?

En el mismo texto, se establece que el Cesjal “es responsable de construir los consensos para que la sociedad fije su posición en el diálogo con las autoridades…”.

Tampoco es cierto. Su responsabilidad es “emitir recomendaciones para la elaboración de políticas públicas que impulsen el desarrollo y la competitividad de Jalisco”.

¿Por qué en el desplegado López Miranda no denunció que la iniciativa de los diputados Enrique Alfaro y Javier Galván modifican la misión del organismo; le imponen un programa de trabajo; lo obligan a integrar a siete expertos sin autonomía ni representatividad alguna; y le condicionan el manejo del presupuesto a los trabajos de los expertos?

Insisto: el problema del Cesjal es su presidente, Tomás López Miranda.