Por Julio César Hernández

Cuando el diputado Gerardo Rodríguez traicionó a su bancada y votó en contra de que el gobernador Emilio González compareciera por el donativo de 68 millones de pesos para el programa Espacios 2007”, hubo quienes lo quisieron “quemar en leña verde”. Pero nada pasó.

Ahora que otro priísta , Hugo Gaeta, actuó igual y se alió a la bancada panista para que la figura de la revocación del mandato no fuera incluida en la reforma constitucional en materia electoral, hubo manotazos, gritos y sombrerazos, y no faltó quien propuso su expulsión del PRI. Pero el tiempo pasa y nada pasa. Y ni pasará, dicen algunos priístas.

Y es que hay priístas que se preguntan: ¿Puede el dirigente del PRI, Javier Guízar Macías, sancionar a los diputados que voten en sentido contrario a la mayoría de su bancada, y con ello se conviertan en aliados o cómplices de la bancada panista?

Y ellos mismos, haciendo memoria, responden:

Guízar no puede sancionar ni a Gerardo Rodríguez ni a Hugo Gaeta porque siendo diputado, junto con Ernesto Díaz Márquez, votó en sentido contrario a la mayoría de su bancada y de esa manera se aprobó la cuenta pública del alcalde de Zapopan, José Cornelio Ramírez Acuña, no obstante los dólares encontrados en el cajón de un escritorio.

Cuentan que ahí se “negoció” la cuenta de Ramírez Acuña por la de Díaz Márquez, como alcalde de Tlajomulco.

El Caso Gaeta aun da mucho de qué hablar y las versiones de quién está detrás del diputado son varias. La primera que los propios priístas –y algunos diputados de la oposición- difundieron, fue que Javier Galván lo instruyó a votar en contra, pero ahora trasciende que más que hombre cercano a Galván, Gaeta lo es de Guízar, pues es del mismo distrito que éste representó en el Congreso, o sea el distrito uno, y que la versión sobre Galván fue para “matar dos pájaros de un tiro”.

Pero le cuento la versión que la semana pasada el propio Hugo Gaeta les dio a los alcaldes de los municipios del primer distrito, a quienes reunió en Tala.

Les confesó que votó en contra para hacerle sentir al grupo que su voto vale lo mismo que el de su coordinador Juan Carlos Castellanos y el de su ex dirigente, Javier Galván, y que sólo esperaba un caso como éste para hacerlo notar.

Aunque aclaró que también pensó que la revocación de mandato podría perjudicar a los alcaldes de municipios pequeños, donde bastaba con que un grupo estuviera en su contra para demandar la aplicación de este instrumento.

Cuentan que también se quejó que en la fracción no hay un trato igualitario para todos los diputados, que hay algunos que obtienen muchos beneficios, como Jorge Arana, con el aval y la complacencia de Castellanos y Galván.