Julio César Hernández
El dirigente estatal del PAN, Hernán Cortés Berumen, tiene poco más de cuatro meses para decidir si las condiciones y sus circunstancias le permiten aspirar a la candidatura de su partido al gobierno del Estado, si es que antes no es obligado a dejar el cargo.
Y es que luego de que se manejó que un grupo de “calderonistas” le echaron porras en Puerto Vallarta y reconocieron que tiene los merecimientos para buscar ser el abanderado panista a la gubernatura, no se descarta una ola de protestas para que se defina si va buscar serlo o no, ante el temor de que desde la dirigencia del partido haga proselitismo a su favor.
Pero mientras son “peras o son manzanas”, Cortés Berumen no está obligado a dejar su cargo si no es un año antes del día de la elección constitucional, según lo establece el artículo 43 bis de los Estatutos del PAN, para los dirigentes de los comités nacional, estatales y municipales que aspiren a un cargo público durante el tiempo de su gestión.
Y, en este sentido, el año antes a la elección constitucional se estaría cumpliendo el próximo uno de julio, toda vez que el mismo día del mismo mes, pero del 2012 -que será domingo-, se efectuará la jornada electoral.
Ahora lo que queda esperar es si Cortés Berumen soportará no caer en la tentación de hacer proselitismo a su favor durante su trabajo como dirigente o, para evitarlo, más de uno de los varios aspirantes a la misma candidatura lo presionarán para que se defina: si va, que renuncie, si no, entonces descartarlo de una vez y cuidar que no cargue los “dados” para ningún lado.