Luego de ser notificado de que no sería recibido por el presidente Andrés Manuel López Obrador esta semana -como el Mandatario federal lo había anunciado en su “mañanera” del lunes-, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez escribió ayer en sus redes sociales: “A partir de hoy, estaré fuera unos días por cuestiones personales. El sábado estaré de vuelta”.

El encuentro entre López Obrador y Alfaro reviste una especial atención luego de las declaraciones que el gobernador jalisciense hizo al Grupo Reforma hace una semana -el miércoles 16- sobre su futuro político, en las que puso especial énfasis respecto a cuál será su principal objetivo: frenar a la Cuarta Transformación. Y para ello, adelantó que en el 2024 estará en la primera línea de batalla y anunció la integración de un nuevo bloque de gobernadores antilópezobradorista.

Alfaro Ramírez confesó al grupo editorial al que López Obrador considera su enemigo, que tenía con el presidente de la República “profundas” diferencias, y anunció lo siguiente:

“Si Dios me da vida y salud, en el 2024 yo voy a estar en la primera línea de batalla para evitar que este proyecto de país -en clara alusión a la 4T-, que nos está llevando a un barranco, continúe”, y aseguró que su partido que hoy tiene dos gubernaturas y obtuvo 3 millones 200 mil votos el pasado domingo 6 de junio, será “una verdadera fuerza opositora al régimen”.

¿Por qué si ya sabía que sería recibido en Palacio Nacional o estaba en vísperas de que le confirmaran la fecha para reunirse con López Obrador, Enrique Alfaro le manda este mensaje a través del Grupo Reforma al Presidente de la República, mensaje que -reitero- es abiertamente una “declaración de guerra”? ¿O cómo interpretar que haya dicho que él se plantará en la primera línea de batalla “para evitar que este proyecto de país que nos está llevando a un barranco, continúe”? ¿Qué lectura le damos, entonces, a su anuncio de que Movimiento Ciudadano será “una verdadera fuerza opositora al régimen”. ¿O será simplemente una “bravuconada” con el que se pretende disfrazar el acuerdo o negociación que la alianza “Va por México” denunció hubo entre MC y Palacio Nacional para pulverizar el voto y favorecer a Morena en los comicios pasados?

Ni López Obrador ni Alfaro han dicho el motivo de su encuentro ni los temas a tratar, aunque la esperanza es que aborden los dos agudos problemas que “ahogan” a los jaliscienses y que el Mandatario ha dicho que es responsabilidad del gobierno federal resolver: la escasez de agua y la inseguridad en la zona metropolitana de Guadalajara.

Sean estos y otros los temas a tratar y en busca de obtener una respuesta positiva y solución a los problemas, ¿podrán esperar los jaliscienses de López Obrador el compromiso de atenderlos, cuando su interlocutor se ha declarado enemigo acérrimo de “este proyecto de país que nos está llevando al barranco” y le envió el mensaje, a través del medio de comunicación más criticado por el presidente, de que buscará evitar que la 4T avance colocándose “en la primera línea de batalla”, además de integrar un nuevo bloque de gobernadores “para defender a nuestros estados y defender el pacto federal”?

Insisto en que Jalisco y los jaliscienses han padecido estos dos años y medio del gobierno emecista las consecuencias del enfrentamiento del gobernador Alfaro contra el presidente López Obrador. La falta de solución al problema de abasto de agua es el más claro ejemplo de ello, y no es coincidencia que López Obrador tenga enfrente de él a dos mandatario de la Alianza Federalista, Diego Sinhué Rodríguez, de Guanajuato, y Alfaro Ramírez de Jalisco en este tema. Lo que ha transcurrido de las administraciones federal y estatal es el tiempo que se lleva esperando una respuesta positiva al tema de la presa El Zapotillo y es fecha que no ha llegado. ¿Coincidencia?

Y, claro, al parecer el Mandatario jalisciense tampoco tiene prisa en que se resuelva, pues no sólo se ignora si ha realizado o no gestiones ante las dependencias federales respectivas, sino que hasta se da el tiempo para irse de vacaciones.

López Obrador anunció que para esta semana tenía en agenda recibir a tres gobernadores: Claudia Scheinbaum, de la Ciudad de México; Javier Corral, de Chihuahua -a quien, por cierto, su partido en la capital de aquella entidad analiza expulsarlo de sus filas (remember Emilio González)-; y Alfaro Ramírez. Ayer ya atendió a la primera -junto con el empresario Carlos Slim-, y hay que esperar para confirmar si recibe a Corral. Pero, por lo pronto, al gobernador jalisciense ya le cambió la cita. ¿La razón? Se ignora, pero mucho nos dirá si recibe al Mandatario chihuahuense, o a menos que a él también le haya cambiado la cita.

Por lo pronto, advierto que si el gobernador Alfaro sigue pensando primero en el 2024 antes que resolver con hecho y no con discursos “de frente” los problemas que enfrentan los jaliscienses, el costo a pagar será muy alto.

Y si no, al tiempo…