metrobus-y-empresarios
Julio César Hernández
Qué mal se vieron los empresarios que aceptaron el reto de los reporteros para subirse al macrobús. Qué mal se vio el titular de Siteur, Francisco Padilla Mancilla, al haberle otorgado a estos empresarios un recorrido “vip” en el macrobús, a lo largo de 15 estaciones. Y que pésimo se vieron los mismos empresarios, encabezados por el coordinador de Cámaras Industriales de Jalisco, Manuel Herrera Vega, que tras el cómodo recorrido en el macrobús, manifestaron todo su respaldo a la construcción de la línea dos.
El reconocido empresario Julio García Briseño, tras el exclusivo viaje, declaró:
“Me siento muy orgulloso como jalisciense al conocer el nuevo sistema de transporte masivo. Además de traer beneficios en disminuir la contaminación, disminuye el tiempo del traslado de la gente, los hace llegar a su casa y trabajo con mayor disposición”.
¿Cuántos jaliscienses usuarios del sistema del transporte urbano en la zona metropolitana -y no sólo del macrobús-, podrán estar de acuerdo con lo dicho por Herrera Vega y García Briseño?
Dudamos que sea una mayoría cuando no tiene oportunidad de viajar como lo hicieron los distinguidos hombres de empresa:
De sus casas o centro de trabajo se traslaron a la estación donde fueron citados a bordo de sus propios vehículos, ya sea manejados por ellos mismos o algunos hasta con chofer; después se subieron al vagón del macrobús destinado ex-clu-si-va-men-te para ellos, en los que algunos alcanzaron lugar y otros prefirieron irse de pie; por supuesto que en este vagón el aroma prevaleciente era la mezcla de lociones, colonias o perfumes de los propios empresarios. Nada del sudor de decenas de viajeros que a diaron abordan este medio de transporte. Por supuesto que tampoco hubo apretones.
¿Cómo no apoyar un sistema de transporte si se viaja en estas condiciones?
Mejor hubiera sido, más real, más objetivo, y ahora sí que mayor peso hubieran tenido sus declaraciones, si los empresarios dejan su autos particulares ya sea en su casa o en su trabajo y se dirigen a la estación donde fueron citados abordando, primero, la unidad o las unidades del transporte público tradicional para llegar a su destino inicial. Seguramente que ahí hubieran conocido en carne propia el viacrucis que vive diaramente cada uno de sus trabajadores.
Y que de la misma forma se hubieran regresado a su casa o centro de trabajo: a bordo de una o dos unidades, ya sea midibuses o camiones tradicionales.
Si hubiera sido así, dudamos mucho que Julio García Briseño se sentiría “muy orgulloso como jalisciense” del nuevo sistema de transporte masivo.
Ojalá y ahora acepten el reto de viajar como lo hacen todos los días cualquiera de sus obreros o trabajadores.