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Julio César Hernández
¿A quién se le ocurrió la peregrina idea de que los gobernantes deben de hacer un balance de su trabajo en el gobierno al cumplir cien días en el cargo? ¿Por qué cien días? ¿Por qué apenas poco más de tres meses y no seis meses, que es finalmente la mitad del primer año, cuando por ley sí están obligados a rendir un informe de actividades?
Ayer los 125 alcaldes de Jalisco cumplieron sus primero cien días al frente de sus respectivos gobierno, ¿y? ¿Qué tiene de extraordinario llegar a este plazo? ¿Por qué se tiene que definir una administración en cien días si apenas han corrido poco más de tres meses de su gobierno?
Preguntémonos si la ciudadanía está interesada en saber, primero, cuándo se cumplen esos cien días; qué se ha hecho a lo largo de ellos; en qué les beneficia o les perjudica este plazo; y si debería ser, inclusive, un tiempo razonable para hasta aplicarles o no la revocación de mandato a los ediles, si existiera esta figura jurídica.
Pero hoy nuestro alcaldes están tan obsesionados con estes primeros cien días, que en muchas ocasiones llevan a cabo acciones u obras de manera precipitada con tal de que se diga que algo bueno hicieron en ese lapso de tiempo.
Ojalá y mejor nuestros alcaldes se metan en la cabeza que lo importante es lo que hagan día a día en beneficio de la población y que al final de un año, de dos o de su administración, hayan hecho lo suficiente para contrarrestar el atraso, las necesidades y resolver los graves problemas sociales de sus gobernados.