Lo sucedido el domingo pasado durante la elección de consejeros de Morena, concretamente en el Distrito 16 con cabecera en Tlaquepaque, registró una serie de similitudes que algunos podrían calificar de coincidencias, pero que a la luz de los hechos evidencian que fue una acción orquestada por quienes pretendieron “manchar” un proceso con quién sabe qué intenciones, pero que dejó muy en claro que detrás hubo una “mano que meció la cuna”.

De entrada, a reserva de confirmarse, ya se anunció que se cancelaba la elección en este distrito, al igual que en el distrito10, con cabecera en Zapopan, luego de que en ambos, “coincidentemente”, unos jóvenes decidieron tirar las urnas cuyas boletas salieron por el aire y quedaron regadas en el suelo. Sólo eso.

Pero previo a todo eso sucedieron varios sucesos en donde las protagonistas fueron, “coincidentemente”, la diputada federal Laura Imelda Pérez Segura y la regidora en Tonalá, Martha Arizmendi Fombona, quienes por diferencia de horas anunciaron por escrito que declinaban participar en este proceso. Pérez Segura argumentó que: “he tomado la decisión de seguirme concentrando y poniendo todo mi entusiasmo a las tareas en que se me han confiado y la representación popular que a través del voto se me encargó”; mientras Arizmendi Fombona reveló que lo hacía “toda vez que seguiré enfocada a mi responsabilidad y trabajo como regidora en mi querida Tonalá”.

Curiosa o coincidentemente, tanto la diputada como la regidora hicieron acto de presencia en el proceso del distrito 16 donde los jóvenes tiraron las urnas. Y las dos partes impugnaron el proceso y solicitaron a la presidenta de la casilla su anulación. Primero se presentó Miguel de la Rosa, a quien se identificó como gente del equipo de la regidora Arizmendi, y le entregó por escrito su impugnación, se tomó una fotografía al momento de hacerlo y se retiro, aún y cuando aún no concluía la votación ni se sabía el resultado. Luego llegó la diputada Pérez Segura y exigió a la presidenta la atendiera y recibiera la impugnación que hacia de la elección. Y así la entregó.

Algo más curioso es que en contexto se desarrollaron algunos zafarranchos que pretendieron llamar la atención de los participantes en la elección o “reventarla”, pero sin cumplir con su objetivo. Uno de ellos fue que cuando los jóvenes tumbaron la urna y se echaron a correr, una persona que fue identificada como gente de la regidora de Tonalá, comenzó a gritarle a la presidenta de casilla, exigiéndole anulara la elección asegurando que había sido manipulada, pero habría sido increpado por la propia diputada Pérez Segura diciéndole que se fuera porque él era de Tonalá. La persona se retira al kiosco, habla por celular y al poco tiempo llega la regidora Arizmendi acompañada de otras personas e increpan a una persona más, pero el asunto no pasa a mayores.

¿Realmente todo este show -incluido tumbar las urnas- fue una acción concertada entre la diputada Laura Imelda Pérez Segura y la regidora Martha Arizmendi Fombona? ¿Mera coincidencia todo estos hechos de los que fueron testigos todos quienes se encontraban ahí en la casilla durante el desarrollo de la votación? Si no fue así -como todo lo indica-, ¿cuál era el objetivo? ¿A qué intereses o propósitos respondieron? ¿Por qué esto sucedió sólo en el distrito 16 de Tlaquepaque, aún y cuando lo de las urnas ocurrió también en el distrito 10 -una cuya parte pertenece a Tlaquepaque, pero no tuvo la misma repercusión-?

¿De quién fue “la mano que meció la cuna” -por no decir que orquestó todo- y estuvo detrás del zafarrancho? ¿A qué intereses o de quién habrían respondido la diputada y la regidora?

Dicen: “piensa mal… y acertarás”.