Arrancó su precampaña en Tepatitlán de Morelos -municipio al que como delegado por encargo de la dirigencia estatal nunca puso un pie-, llevando consigo “acarreados” de Guadalajara, Zapopan y Tlaquepaque. Hoy decide concluir esa precampaña en Puerto Vallarta en compañía del aspirante a la presidencia municipal, Ramón Demetrio Guerrero, al que en su momento desairó e hizo que cambiara de fecha el inicio de su precampaña.

¿Por qué Jesús Pablo Lemus Navarro decidió iniciar y concluir su precampaña en dos territorios perdidos para Movimiento Ciudadano y gobernados por Acción Nacional -Tepatitlán- y Morena -Puerto Vallarta-, municipios en los que la división entre emecistas es más que evidente y cuyo pronóstico no le es favorable para el partido naranja?

¿Por qué Lemus Navarro literalmente “huyó” de la zona metropolitana durante estos casi dos meses de precampaña y se “refugió” en municipios donde prácticamente nadie lo conoce; donde según testigos muchos de sus encuentros con la militancia y la ciudadanía no fueron lo mejor que se esperaba. ¿Por qué Jesús Pablo no se atrevió a iniciar y concluir su precampaña en la capital de la que es presidente municipal con licencia o en Zapopan en donde presume que hizo un buen gobierno durante casi seis años? ¿No son estos municipios, según él, su fortaleza?

Arrancar y cerrar su precampaña en dos plazas perdidas, ¿son, acaso, presagio de lo que advierte viene para junio próximo? ¿Acaso tuvo miedo de quedarse solo en la zona metropolitana ante la ausencia del líder político que decidió irse a descansar unos días al Viejo Mundo y la amenaza de “brazos caídos” por quienes no están de acuerdo con su postulación, luego de los desplantes que hizo meses atrás, creyendo que el emecismo debería de “caer a sus pies” porque era el único que le garantizaba el triunfo en este 2024? ¿O por qué despreció a la zona metropolitana para el inicio y conclusión de la precampaña? ¿Error de estrategia? ¿O sigue imperando la soberbia al creer que ya tiene “en la bolsa” al electorado de la metrópoli?

¿O acaso hubo temor por los desaciertos en que ha incurrido en municipios como Guadalajara, Tlaquepaque, Tonalá y El Salto al momento de apoyar las candidaturas a las alcaldías, menospreciando a perfiles y grupos que buscaban una oportunidad de aparecer en la boleta electoral? ¿O por qué motivos personajes como Hugo Gaeta, en el distrito uno; Salvador Caro, en Guadalajara; y Vicente “Chentón” García, en San Juan de los Lagos, decidieron deslindarse de Movimiento Ciudadano, al que pronostican que sufrirá las consecuencias de los “hoyos” que estas ausencias le provocarán, pues bien que mal son personajes que suman y restan votos, según el trato recibido? Todas las miradas son dirigidas a Jesús Pablo Lemus como el causante de estas deserciones e inconformidades al interior de MC.

Para no pocos al interior de Movimiento Ciudadano, durante la precampaña quedó de manifiesto la inexperiencia y poca capacidad política del empresario Lemus Navarro que -dicen- sabrá “venderse” muy bien en redes sociales, pero que carece de la habilidad y sensibilidad política que se requiere cuando está en juego nada menos que la gubernatura, la mayoría en el Congreso del Estado y las alcaldías de los principales municipios del estado.

Aseguran -incluso algunos que participaron en ella- que en esta precampaña fue muy evidente la “orfandad” en que está Jesús Pablo Lemus: sin el apoyo del primer emecista del estado y líder político, el gobernador Enrique Alfaro, y con la ausencia de la figura de un precandidato presidencial. Esto, afirman, “pesó” mucho en estos casi dos meses. Pero el candidato a la gubernatura no tuvo la capacidad ni la inteligencia política para revertir estas desventajas con una estrategia efectiva en la metrópoli y le apostó más a huir y refugiarse en los municipios del resto del estado.

Así, pues, si el cierre de la precampaña en Puerto Vallarta es réplica de lo sucedido en el arranque allá en Tepatitlán de Morelos -si no se cuenta a los “acarreados”-, entonces Movimiento Ciudadano tendrá mucho de qué preocuparse. No en vano se asegura que más de un precandidato anda preocupado porque el panorama no les es halagador como en el 2015 o 2018. Y ni siquiera como en el 2021, y eso ya es mucho decir.

Pero, al tiempo…