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Julio César Hernández
En los corrillos del Palacio Legislativo comenzó a ventilarse una apuesta, aun entre los propios diputados del Partido Revolucionario Institucional, sobre quién “caerá” primero como resultado de los escándalos administrativos que se han desatado en las últimas semanas y que se suman a los generados por lo heredado por la pasada 58 Legislatura: ¿Roberto Marrufo Rodríguez como coordinador o Carlos Corona Martín del Campo como secretario general?
En el caso del secretario Corona Martín del Campo, los diputados inconformes se preguntan por qué presuntamente, como se asegura, ha tomado decisiones sin el aval de la Junta de Coordinación Política, que encabeza Marrufo Torres, y sin la autorización de la Comisión de Administración, que preside el perredista Raúl Vargas López.
Y al parecer la “gota que derramó el vaso” fue, primero, la elaboración y entrega de identificaciones y “charolas” metálicas que ya fueron rechazadas por la mayoría de los diputados y concretamente destruidas por los panistas; segundo, enterarse que el secretario general tiene un salario mayor que los propios legisladores, sin ignorar el beneficio de otras prestaciones.
Respecto a Roberto Marrufo, la inconformidad es porque parece que “ni ve ni oye” las irregularidades administrativas que se han ventilado ya públicamente; no hace nada por ponerle un “hasta aquí” a dichos escándalos; y, lo que consideran peor, prácticamente no informa nada de nada a sus correligionarios, que ya han dicho que se enteran de lo que sucede por los medios de comunicación.
Así, al interior de los diputados priistas es un secreto a voces de que esta situación no puede seguirse sosteniendo y es necesairo que se tomen ya medidas para terminar con la “cargada” de desprestigio que persigue al Poder Legislativo en Jalisco, aunque dicen que tanto Corona como Marrufo se escudan en su cercnía con la dirigente nacional Beatriz Paredes Rangel.
Por lo pronto, usted… ¡haga sus apuestas!