El Instituto Electoral del Estado ha convocado para mañana a una sesión extraordinaria de su Consejo General, en el que sobresale el tercer punto de su agenda que señala lo siguiente:
“Proyecto de acuerdo (…) por el que se ordena a los partidos políticos, militantes, simpatizantes, aspirantes a precandidatos y a candidatos, ciudadanos y personas jurídicas en general, el retiro inmediato de toda propaganda o acto que se considere proselitista que se encuentre fijada o colocada en bardas, espectaculares, pendones, mamparas o cualquier otro medio o lugar del Estado de Jalisco, fuera de los plazos y términos establecidos en el Código Electoral y de Participación Ciudadana para las precampañas y campañas electorales, con lo cual se esté promocionando la imagen, nombre, cargo o aspiración de cualquier persona de manera anticipada”.
Sin duda que la reacción de los consejeros electorales a este tema de la promoción de aspirantes a cargos de elección popular es demasiado tarde cuando desde hace meses ha sido evidente que aquellos han recurrido a los más diversos métodos y mañas para “darle la vuelta” a la ley en plena nariz de la autoridad estatal electoral, sin que ésta “chistara”.
Y, efectivamente, a lo largo de las avenidas y calles de la zona metropolitana, en particular, y del estado, en general, ha sido común encontrar con la vista las más originales frases que promueven textualmente a varios aspirantes de diversos partidos políticos, al grado de que se han sumado ya a la contaminación visual que padece la metrópoli.
Bueno,pues ahora los consejeros electorales están dispuestos a tomar “el toro por los cuernos”, aunque faltará que los aludidos les hagan caso y limpien su propaganda con la misma velocidad con que la colocaron.
Lo que resulta extraño es por qué el Instituto Electoral dejó que esta propaganda creciera como la humedad en la zona metropolitana si es violatoria de la ley, pues de otra forma no estarían abordando el tema en su agenda de mañana.
Y con esta actuación, pues la verdad crece la desconfianza hacia el árbitro electoral que ha demostrado algo más allá de la pasividad ante la conducta de los aspirantes de todos los partidos de todos los colores y sabores.
Pero bien dicen: más vale tarde, que nunca, aunque ahora faltará confirmar si lo que acuerden los consejeros no será una llamada a misa.