Por Julio César Hernández

Los priístas andan demasiado inquietos. El próximo relevo de la dirigencia estatal los trae ocupados, pese a que para ello aun falta alrededor de medio año.

Pero ninguno de los aspirantes a suceder a Javier Alejandro Galván Guerrero quiere quedarse rezagado, de ahí que andan muy movidos, cada uno en su propia trinchera.

Los tres más visibles realizan sus movimientos con mucho cuidado, procuran no dar un paso en falso y mucho menos excederse en ellos. Vamos, buscan hacerse sentir. Es el caso del dirigente del PRI en Guadalajara, Alberto Mora Martín del Campo; del regidor tapatío Leobardo Alcalá Padilla; y el presidente de la Asociación de Ex Legisladores Jaliscienses, Francisco Javier Morales Aceves.

Pero hay otros que están agazapados, haciendo los cálculos pertinentes de lo que deben hacer y, lo más importante, de lo que no deben de hacer. Ejemplo de ello es el alcalde de Zapopan, Ismael Orozco Loreto, y el ex diputado Javier Guízar Macías.

Y otros más han sido colocados en la palestra para su propia sorpresa, como es el caso del ex edil de Tlaquepaque, Miguel Castro Reynoso, promocionado por la Federación Regional de Obreros y Campesinos (FROC), que encabeza el diputado federal, Alfredo Barba Hernández.

¡Ah! más los que se sumen de aquí al cierre de las inscripciones, después de ser emitida la convocatoria respectiva.

En el ambiente priísta ronda la percepción de que llegado el momento, la dirigencia nacional –encabezada por Beatriz Paredes Rangel-, pretenderá empujar una candidatura de unidad y hacer a un lado la posibilidad de realizar un proceso electoral.

Sin embargo, adelantándose a cualquier posibilidad, el aspirante y dirigente priísta en Guadalajara, Mora Martín del Campo, propone que “en el caso de que la competencia sea inevitable, manifestamos nuestra convicción que solo en un ejercicio de inteligencia colectiva, la elección del próximo C.D.E. deberá recaer en militantes y simpatizantes del PRI (consulta directa a la base), así podremos garantizar un desenlace políticamente favorable a los intereses de nuestro partido”.

Sin duda que Alberto Mora le apuesta a que este procedimiento de elección lo hace competitivo frente a sus rivales y le da cierta ventaja, pero también sabe que al lanzar esta propuesta busca que otros aspirantes se sumen a ella, con el objetivo de impedir una elección a través del Consejo Político o Asamblea Estatal, mediante los cuales es más factible “cargar los dados” a favor de algún candidato en particular.

Esta propuesta ya está, de manera oficial, en el escritorio del dirigente Galván Guerrero, pero no dará una respuesta inmediata sino que dejará correr el tiempo en espera de que las circunstancias sean favorables para su equipo.

¿O a poco creen que Galván se quedará como el chinito (que no como el chino Ye Gon)?