El domingo pasado, en su tradicional rueda de prensa quincenal, el cardenal José Francisco Robles Ortega declaró algo que quizás muchos pensamos pero no expresamos sobre lo que hoy vemos en el proceso electoral. No sé si sus palabras fueron a pregunta expresa o a iniciativa propia, pero el Arzobispo de Guadalajara dijo:
“Yo cuestionaría qué mecanismos tienen los partidos para fijarse en los perfiles y en las personas que quieren proponer como candidatos a la sociedad. Si fuera la escasez de auténticos políticos, pues eso debería preocuparnos a todos.
“Puede indicar eso: hay una crisis de verdaderos y auténticos políticos y al no encontrarlos se recurre, pues, al que tenga la buena voluntad, que esté posicionado por su oficio o por su profesión en la sociedad, pero que no es exactamente lo que requerimos como sociedad…”.
Pero no sólo el Cardenal tapatío se refirió a la aparición de deportistas, artistas y payasos en la lista de candidatos de diversos partidos políticos. También el semanario “Desde la fe”, de la Arquidiócesis de la Ciudad de México, se refirió al tema en su editorial de este pasado domingo y que tituló: “Falta de seriedad política”.
En su texto señala que “lo que está sucediendo en nuestro país en el presente proceso electoral (…) es algo totalmente extraño, por decir lo menos (…). Cuando pasamos a los candidatos promovidos por las distintas ideologías, nos encontramos con verdaderas colecciones de curiosidades: los que saltan de un partido a otro por oportunismo político, más que por convicciones. Unos más, carentes de toda experiencia política, son llamados porque gozan de cierta popularidad entre la gente, por sus actividades artísticas o deportivas. Algunos otros, pocos afortunadamente, son verdaderamente impresentables debido a pasados controvertidos y a relaciones oscuras con ambientes criminales…”.
Sin duda que el cardenal Robles Ortega como el semanario “Desde la fe”, se refieren a nombres como los de la actriz Carmen Salinas, los futbolistas Cuauthémoc Blanco, Daniel Osorno y Benjamín Galindo; la atleta Cynthia Valdez, el payaso “Lagrimita” o la periodista Beatriz García de la Cadena, entre otros candidatos a un cargo de elección popular. Pero el segundo parece referirse también a perfiles como el de Marcelo Ebrard e Hilario Mora, ambos reclutados por el Partido Movimiento Ciudadano como candidatos a diputados plurinominales.
A lo dicho por el cardenal Robles Ortega, yo diría que no, que los partidos políticos no enfrentan una crisis de falta de verdaderos y auténticos políticos, de hombres y mujeres que entienden la política y que cuentan con la experiencia de participar en ella.
Todos, reitero: todos los partidos políticos tienen verdaderos y auténticos políticos en sus filas para ser postulados como candidatos, incluso el del Movimiento Ciudadano cuyos dirigentes se resisten a que sea reconocido como tal, no obstante que reclama todos los beneficios que la ley otorga a estos institutos políticos y que son comandados a nivel nacional -Dante Delgado- y estatal -Enrique Alfaro- por políticos formados, primero, en el PRI, y con largos años de experiencia en esta actividad, a la que le saben todas las mañas y trampas.
Creo que el problema reside en que la mercadotecnia “secuestró” a la política y de unos años a la fecha los “cerebros” de la “mercadotecnia política” impusieron su visión de “vendernos” a los “políticos” o futuros “gobernantes” como mercancias, donde lo “bonito” y “atractivo” debe de estar en la envoltura y la fachada, aunque estén “huecos” de contenido. Y eso es lo que suma votos.
De unos años a la fecha el candidato debería de ser galán, guapo, bonito, simpático, popular, “dicharachero”, “entrón”, “echado pa’delante”, que “hable como el pueblo”, aunque no tuviera la más remota idea de lo que es la política o la administración pública, pues finalmente para eso tendría “asesores”.
Lamentablemente también se creyó que para llegar al poder era más importante la popularidad que la capacidad. Y he ahí que hoy tenemos todos esos nombres de personajes populares, pero sin capacidad mostrada ni experiencia de saber y entenderle a la política.
Claro que de todo esto no son ajenas las dirigencias de los partidos políticos, que si bien son encabezadas por políticos de experiencia, recurren a la mercadotecnia con tal de obtener el poder por el poder. Lamentablemente la responsabilidad de convertir a la política en “circo” recae también en nuestros legisladores que por satisfacer la ambición personal y de sus partidos, antes que el de los ciudadanos, elaboran leyes de manera tal que permiten postular a perfiles como los hoy cuestionados por el cardenal Robles Ortega o postularse por iniciativa propia como el payaso “Lagrimita” .
O lo que es peor: que haya infinidad de partidos, recurriendo a la falsa creencia de favorecer la pluralidad en el país, que terminan convertidos en “negocios” de familia cuyas franquicias venden al mejor postor. Aquí en Jalisco tenemos ejemplo de ello.
Asi es que, señor cardenal Robles Ortega, no, no hay crisis, no hay escasez, no hay ausencia de políticos profesionales.
El problema está en que hoy se nos ha vendido también la falsa creencia de que los políticos son los malos y los “ciudadanos” son los buenos. Lo peor es que quienes “venden” esta “oferta” son viejos políticos zorros -no necesariamente de edad- con disfraz de “ovejas” que se aprovechan de la lamentable ignorancia de un amplio sector de la sociedad… con la comparsa de no pocos medios de comunicación.
Y tiene razón, señor Cardenal. Lo que hoy nos ofrecen los partidos políticos como candidatos “no es exactamente lo que requerimos como sociedad”, como usted bien lo dijo.
Sin embargo, señor Cardenal, sus palabras serán para todos los partidos políticos… como una llamada a misa.