Hablar de Leonardo Sciascia es hablar de un hombre prolífico en todos los aspectos: Escritor, novelista, periodista, dramaturgo, guionista, poeta… y político. Autor de más de una treintena de obras traducidas a varios idiomas; escribió tres obras de teatro, así como infinidad de artículos en diversos periódicos de Italia y España.

En 1999 el periódico español El Mundo lanzó al mercado una colección de obras literarias que denominó “Las 100 Joyas del Milenio”, de entre las que destaca “Todo Modo”, de Sciascia, escrita en 1974, considerada una de sus obras con las que destaca “por sus penetrantes retratos del poder político italiano, reflejando la complejidad de sus implicaciones con el mundo empresarial y su penetración en la cultura y la sociedad italianas”.

“Todo modo” fue también una de sus obras adaptadas al cine en 1976 por Elio Petri, junto con “A cada uno lo suyo” de 1967.

Adentrarnos a “Todo modo” es quedar atrapado desde la primera a la última página -son 119-, prácticamente sin parpadear, convirtiéndonos en acompañantes de aquel pintor que narra lo que sucede en un hotel-ermita en donde el crimen aparece por primera vez en medio del rezo del Rosario en el que participan, además de clérigos, políticos y empresarios.

Francisco J. Datué, prologista de esta obra, nos dibuja en la portada del libro lo siguiente:

“Durante unos días los ejercicios espirituales van a congregar en la ermita -en realidad un complejo hotelero de lujo- a lo más granado de la clase dirigente del país. Así, mientras desde el título suena como una letanía el consejo de San Ignacio de Loyola, ‘Todo modo, todo modo para buscar y hallar la voluntad divina’, los más influyentes representantes de las instituciones y los partidos hegemónicos, de la Iglesia católica, de la banca, de la industria… cofraternizarán en bulliciosas veladas que enturbiarán densas sombras de intriga y tensiones pronto llamadas a estallar…”.

Estos días de larga e interminable cuarentena, son un buen momento para inmiscuirnos en esta obra de Sciascia, cuya lectura nos podría llevar, quizás, unas cuantas horas y nos dejará la tentación de seguir escudriñando en otras historias más o, inclusive, llevarnos a buscar su trabajo titulado “El Caso Moro”, escrito luego de que formó parte de la comisión de investigación sobre el secuestro y asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro, a manos de las Brigadas Rojas.

Leonardo Sciascia nació en Racamulto -pueblo donde existe en una de sus calles una escultura de él, de tamaño real, en posición de ir caminando- el 8 de enero de 1921, y falleció el 20 de noviembre de 1989 en Palermo a causa del cáncer. En su momento, fue considerado la “conciencia crítica de Italia”.