¿Qué tiene que hacer la oposición para poner contra la pared a la 4t y preocupar electoralmente a Morena? ¿Por qué pese a la cuestionada y criticada gestión del presidente Andrés Manuel López Obrador, Morena y sus aliados aventajan, y con mucho, a sus adversarios en cuatro de los seis estados donde el mes próximo se realizarán comicios para elegir a sus gobernadores? ¿Por qué en la carrera presidencial son los prospectos de Morena, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, quienes encabezan las encuestas de preferencia ciudadana con miras al 2024?

 ¿Qué es lo que no hace bien la oposición o qué es lo que está haciendo mal? ¿Por qué el presidente López Obrador ha tomado a un periodista, Carlos Loret de Mola, o a un empresario como Claudio X. González, como sus principales adversarios políticos y no hay “mañanera” en la que no arremeta en contra de ellos, llegando, incluso, a meterse en asuntos de la vida privada del primero?

No ha sido un dirigente de partido de oposición, no ha sido la bancada opositora en San Lázaro o el Senado, no ha sido político alguno, los que le han dado los “golpes” más dolorosos a López Obrador sino un periodista con los casos de la casa gris de su hijo José Ramón y la revelación de videos en los que se aprecia a sus hermanos recibiendo dinero de particulares para las campañas de quien hoy es presidente de la República; así como la revelación de casos de otros familiares presidenciales haciendo negocios bajo el amparo del poder. Es ahí donde el “aguijón” periodístico le ha hecho mucho daño al inquilino de Palacio Nacional.

Sin duda uno de los principales problemas de la oposición -de todos los colores-, es su falta de credibilidad ante la ciudadanía. Aquello de que “sí, pero el PRI robó más”, o el “sí, pero el PAN…”, o el “sí, pero Fox…”, el “sí, pero Calderón…”, ha permeado en grado sumo ante la sociedad, tanto que la evaluación al presidente López Obrador se mantiene por encima de los niveles que a estas alturas de su gobierno registraban sus antecesores. Y ni qué decir cuando los ciudadanos manifiestan una preferencia electoral muy amplia en los comicios locales a favor de Morena.

Otra muestra del fracaso de la oposición como oposición -valga la redundancia- frente al gobierno de la 4T y su partido, está en el hecho de que genera mayor interés la guerra por la candidatura presidencial entre Sheinbaum y Ebrard, que entre Morena y la coalición Va por México, que no es capaz de encontrar a una figura con los alcances suficientes para poner en aprietos al partido en el gobierno y vislumbrarse como una seria y verdadera opción para el 2024.

¿Qué la pasa, pues, a la oposición en México? ¿Por qué no genera interés entre la ciudadanía? ¿Por qué no es capaz de preocupar al gobierno y su partido? ¿Será, acaso, porque en el PRI se manejan como presidenciables a su dirigente Alejandro “Alito” Moreno, cuya imagen no es la mejor para ser el contendiente, o al ex secretario de Turismo con Peña Nieto, Enrique de la Madrid, hijo del ex presidente Miguel de la Madrid, que es prácticamente un desconocido para un amplio sector de la población? ¿O porque en el PAN no acaban de “cuajar” como presidenciables algunos de sus gobernadores, por muy bien calificados que estén, pero que tampoco los conocen más allá de su comarca? ¿O porque los presidenciables de Movimiento Ciudadano son un novato de la política al que le apuestan por su nombre y apellido como es Luis Donaldo Colosio; un frívolo gobernante que en poco tiempo ha dado muestras de que el cargo le queda grande, como Samuel García; o el jalisciense Enrique Alfaro, quien pese al gasto millonario en difundir su imagen se coloca entre los tres o cinco gobernadores peor calificados, y con severos problemas de gobernabilidad?

Hay quienes le apuestan a que el escenario político en el país puede cambiar después de las elecciones estatales de junio, pero no se advierten señales, por ahora, que eso pueda suceder.

Al tiempo…