La nota principal -de ocho columnas- del diario NTR Guadalajara, en su edición de ayer, titulada “Omisión de Zapopan permite vender Villa”, señala:

“Fue una omisión del Ayuntamiento de Zapopan la que permitió a los desarrolladores de la Villa Panamericana obtener los permisos para la venta de departamentos, ya que no respondió por escrito a los particulares la petición para que recibiera formalmente el complejo habitacional. Actualmente ya no hay obstáculos para la venta y ocupación de los edificios”. Y agrega: “Según lo señalado en la sentencia emitida por la Segunda Sala del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA), de la que este diario tiene una copia, la autoridad municipal no fundó y motivó su actuación, por lo que violó el derecho constitucional de audiencia de los desarrolladores.

“En respuesta, la Segunda Sala del TJA, encabezada por Laurentino López Villaseñor, ordenó al Ayuntamiento de Zapopan recibir la obra de urbanización, asumir su responsabilidad sobre la misma, es decir, prestarle servicios públicos, emitir los certificados de habitabilidad, autorizar la constitución del condominio y permitir la comercialización de los departamentos. Como consecuencia también se tienen que generar las cuentas prediales y sus claves catastrales. 

“El argumento de las autoridades municipales en su momento fue que había suspensiones contra los permisos que se habían otorgado a la Villa Panamericana en otros juicios administrativos; sin embargo, la Segunda Sala precisó que esas suspensiones ya no estaban vigentes”. 

Esta información resulta clave para entender lo que hemos sostenido en Marcatextos a partir del desencuentro del entonces munícipe de Zapopan -hoy de Guadalajara-, Jesús Pablo Lemus Navarro con el gobernador Enrique Alfaro Ramírez sobre la Villa Panamericana, y nos permite llegar a las siguientes conclusiones:

  1. En el caso de la Villa Panamericana, a Lemus Navarro nunca le asistió la razón jurídica para oponerse a la entrada en operación del complejo como zona habitacional y negar los permisos de habitabilidad.
  2. Sabedor, precisamente, de que la razón jurídica no estaba de su parte, Lemus Navarro se negó a recibir como autoridad municipal el complejo habitacional, más como una estrategia política y de llevar “agua a su molino” en sus aspiraciones por ser candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura, sabiendo, además, de que otra instancia -en este caso el Tribunal de Justicia Administrativa-, le daría la razón a los ahora propietarios de la Villa, pero él saldría con la bandera de que “prefiero que me metan a la cárcel antes que…”.
  3. La omisión de Pablo Lemus no fue lo que permitió la venta de la Villa, sino el cumplimiento de los requisitos que les exigía la ley a los desarrolladores inmobiliarios. No había ya impedimento legal alguno para recibir el complejo y entregar los permisos de habitabilidad, pero por estrategia política el entonces alcalde se negó a hacerlo.
  4. Por estrategia política, sabedor de que le dejaría buenos dividendos al enfrentarse nada menos que al gobernador del Estado, Lemus Navarro “montó” todo el espectáculo del pleito con Alfaro Ramírez y le sacó “raja política” para su beneficio personal.
  5. Montado en su espectáculo de enfrenarse al gobernador Alfaro para quedar como “el bueno de la película” -ya sabrán a quien puso como el malo-, Pablo Lemus ignoró todas las veces que el Mandatario aseguro que ya no había ninguna demanda o pleito legal que impidiera la entrega de los permisos de habitabilidad. Lemus dijo que sí existían y que por eso no entregaba los permisos. El Tribunal de Justicia Administrativa le dio la razón a Alfaro y concluyó que “esas suspensiones ya no estaban vigentes”.

En síntesis, en su afán por tener los “reflectores” mediáticos a su favor, Pablo Lemus no tuvo empacho en montar todo un espectáculo en torno a la Villa Panamericana y enfrentarse al gobernador Enrique Alfaro; a medir fuerzas con el Mandatario estatal, sintiéndose que él sería ya su sucesor o, incluso, asumiendo posturas de “cuasi gobernador”; y en hacer quedar mal a Alfaro ante los jaliscienses, al presentarse como el “defensor” del medio ambiente y exhibir al gobernador como el “aliado” de quienes presuntamente dañarían a El Bajío.

El tiempo puso a cada quién en su sitio, y una vez más Lemus Navarro fue evidenciado de que es capaz de todo -hasta de exhibir y hacer quedar mal al gobernador públicamente- con tal de satisfacer su ambición de poder y de su obsesivo deseo de ser el candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura.

Por lo pronto, hoy los hechos nos dieron la razón cuando en aquella ocasión dijimos: “Al tiempo…”.