En un lapso de 15 días, el presidente Andrés Manuel López Obrador nos “dió el avión” y durante este tiempo muchos se lo han comprado… mientras en el país hay asuntos y problemas, principalmente, que merecen nuestra urgente atención.

El pasado martes 14 se anunció que el avión presidencial “José María Morelos y Pavón” regresaría al país, luego de estar en venta en los Estados Unidos y al no haberse concretado negociación alguna; tres días después, el viernes 17, en su rueda de prensa mañanera, AMLO reveló que existían cinco propuestas para lograr la venta de la aeronave, y las enumeró:

  1. Dos personas estaban interesadas en adquirirlo y una de ellas ofrecía 125 millones de dólares ( el costo se estima en 130 millones).
  2. Proponer al presidente norteamericano Donald Trump un trueque: el avión a cambio de equipos médicos como ambulancias, tomógrafos y equipos de rayos x, entre otros, con un total equivalente al precio de la nave.
  3. Venderlo en 12 partes a empresas nacionales, oferta sobre la que ya existe o existían dos ofrecimientos.
  4. Rentarlo por hora y cuya administración quedaría en manos de la Fuerza Aérea, y
  5. Sortearlo a través de la Loteria Nacional, poniendo a la venta seis millones de cachitos con costo de 500 pesos cada uno, y quien se lo gane obtendría, además, el servicio de operación de uno o dos años.

De estas cinco propuestas, medio mundo “picó el anzuelo” y le hizo el “caldo gordo” al presidente López Obrador al “engancharse” de la más absurda: la número cinco.

Propios y extraños ignoraron las cuatro primeras que son más serias o viables y sobre las que debió de haberse centrado la discusión. Pero no, nos gusta el “circo”, el show, y Andrés Manuel encantado de que todo mundo hablara de la rifa del avión a través de la Loteria Nacional y se olvidara de serios problemas, graves: la falta de medicamentos, el fracaso en la implementación del INSABI en sustitución del Seguro Popular, el problema de los migrantes en la frontera sur, el asesinato de diez músicos indígenas, entre ellos dos niños; y, principalmente, una pretendida reforma judicial que nos trasladaría a los años 70’s con acciones como hacer traslados sin orden judicial, el arraigo hasta por 40 días por cualquier delito, la posibilidad de utilizar pruebas obtenidas de manera ilícita y la intervención de comunicaciones privadas, entre otras.

Durante varios días el tema fue la ridícula propuesta número cinco a la que muchos le entraron, incluso, con mesas de análisis, amplias columnas y artículos sobre el tema en los medios de comunicación. Y mientras tanto, el presidente muy campante. Su distractor fue un exitazo y… ¡nos vuelve a dar otra vez la misma receta!

Ahora, cuando los anteriores problemas siguen sin ser atendidos ni resueltos, a los que se sumó la demanda de familiares de atender el serio problema de los desaparecidos y se agudiza la escasez de medicamentos, al tiempo que nos enteramos que el gobierno federal reconoce ser el autor de este problema, de acuerdo a un documento que se envió al IMSS y que ayer se hizo público, la atención generalizada se vuelve a posar en el susodicho sorteo del avión para el que el presidente López Obrador hizo público un simil del boleto de la Lotería Nacional .

¡Y caímos…!

En los portales de los medios de comunicación y en las redes sociales el tema fue ese: la revelación del dichoso boleto.

¿Deveras necesitamos “pan y circo” para no ver los problemas que enfrenta el país? ¿Deveras debemos de festejarle todas sus ocurrencias a López Obrador, por muy presidente de la República que sea? ¿Por qué los medios de comunicación se prestan a su juego? ¿Deveras merecen primeras planas y amploios espacios en la prensa y medios electrónicos? ¿Por qué “picar el anzuelo” si ya se sabe cuál es su propósito?

Démosle la vuelta a esta ocurrencias y concentrémonos en los verdaderos problemas que enfrentamos los mexicanos en materia de salud, inseguridad y educación. No le hagamos “segunda” al chacoteo presidencial si ya sabemos que lo que pretende es mantenernos distraidos, mientras él lleva a cabo de manera estratégica y quirúrgica su proyecto para endilgarnos una cuarta transformación que ya sabemos a dónde nos llevará. Nosotros, seamos serios por favor.

Y si no, al tiempo…