emilio-y-salinas
Julio César Hernández
Aunque el grupo de inconformes con la dirigencia estatal del PAN parece ir perdiendo terreno y desligitimarse al detectarse que varios de ellos eran trabajadores de Servicios y Transportes y que algunos no eran ni panistas; al trascender que entre los manifestantes estuvieron los integrantes de la planilla que ganó las elecciones municipales en Zapotlanejo; y al confirmarse la incongruencia entre lo dicho el domingo por Herbert Taylor Arthur, de que nadie le lmitaría su libertad a hablar, pero sí impedirle a los manifestantes que lo hagan ante los medios de comunicación, ¿qué sucederá si al final del conflicto ninguna de las dos partes pierde?
Es decir, ¿cómo será la relación entre el gobernador Emilio González Márquez y su equipo con la dirigencia estatal del PAN después de este fuerte desencuentro? ¿Cómo será la relación entre el coordinador de la bancada panista, Jorge Salinas Osornio, y el titular del Ejecutivo, cuando aun les queda un buen tramo del camino por andar, hasta que el primero deje la diputación para integrarse al próximo Ayuntamiento como regidor?
Planteamos estas interrogantes en vísperas de la llegada de la Comisión Especial que designó el CEN del PAN, porque podríamos apostar que tras conocer la situación, analizar el conflicto y tomar una decisión final, se buscará que ninguna de las dos partes pierda todo o gane todo. Se buscará -por creer que será lo políticamente correcto al interior del blanquiazul-, una salida “salomónica”.
Y es que resulta poco probable creer que el CEN terminará definiendo un ganador y un perdedor. A nadie le conviene y las consecuencias serían peor para el panismo jalisciense.
Claro, aquí lo que queda pendiente es qué y cuánto está dispuesto a ceder cada una de las partes. Y eso lo sabremos cuando se encuentren aquí los comisionados Rogelio Carbajal, Obdulio Ávila y Gerardo Aranda.