Cuando a través de la red social de twitter le pregunté a Enrique Alfaro Ramírez si se atrevería a rechazar la invitación del PRD a ser su candidato a la gubernatura, fiel a su costumbre de “darle vuelta” a los temas que no le son cómodos, molesto se negó a dar una simple respuesta de “sí” o “no” y simplemente dijo que él buscaba ser candidato de la izquierda en Jalisco.
La pregunta venía a cuento porque Alfaro Ramírez nunca ha declarado que no aceptará ser candidato de un partido controlado por de quien se ha declarado su abierto enemigo: el ex rector Raúl Padilla López.
Y no lo ha hecho porque su máximo sueño es ser candidato del PRD al gobierno del Estado, porque sabe que nunca lo será del PAN o del PRI, y porque considera muy “chiquitos” para él a partidos como Convergencia o del Trabajo. Por eso nunca se atrevió a aceptar la candidatura que le ofreció el PT.
Y por eso, “tragándose” prácticamente todos sus críticas y calificativos que le endilgó a Padilla López meses atrás, Alfaro Ramírez no tuvo empacho alguno en sentarse en la misma mesa que el jefe moral del Grupo Universidad, quedando cara a cara en la reunión que sostuvo el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, con miembros de la Cámara de Comercio el sábado pasado.
La fotografía publicada ayer por La Jornada deja para la posteridad que en el caso del alcalde de Tlajomulco, “el pez por su boca muere”.
Enrique Alfaro dice que no está dispuesto a arrodillarse ante nadie, pero ni falta hace, pues ya con lo que hemos visto confirmamos que puede más la ambición de ser candidato del PRD a la gubernatura que cualquier cosa que se haya dicho con aquello de la dignidad, de la convicción y el mucho “bla, bla, bla” que se ha emitido para mantener la popularidad.
No nos extrañaría que Enrique Alfaro llegue a ser el candidato del PRD a la gubernatura, lo que nos extraña es que el edil acepte serlo del partido “padillista”.