Primero los llamó “secuaces de Padilla”; luego, “camarilla que desde hace décadas ensucia la vida pública de Jalisco”; posteriormente los llamó “grupo de lacayos”; abundó al decirles después “grupo de interés que manipula a los poderes públicos”; y hasta advirtió que “este grupo de lacayos de Raúl Padilla no tienen límite”.

Ocho días después de la muerte de Padilla López, a quien también en vida llenó de adjetivos descalificativos, el gobernador Enrique Alfaro Ramírez difundió ayer por la tarde, a través de sus redes sociales, una “Carta Abierta a la Comunidad Universitaria y a las y los Jaliscienses” en la que pide a aquellos que llamó “secuaces” y “lacayos” a que “en un marco de absoluto respeto institucional, sin presiones de ninguna índole, retomemos el diálogo entre las autoridades universitarias y el Gobierno de (sic) Estado de Jalisco”.

Al gobernador le bastó que transcurriera la Semana Santa para creer que el lunes de Pascua era el mejor momento para convocar al diálogo con las autoridades universitarias. Bien se dijo por ahí que -en sentido figurado- aún no concluye el novenario, luego del triduo, y ya Alfaro Ramírez consideró conveniente publicar un documento en cuyo cuarto párrafo deja evidente cuál es su verdadera preocupación: que el Grupo Universidad sin Raúl Padilla López se mantenga como si aún estuviera lidereada por Raúl Padilla López. O sea, presume que el Grupo Universidad no se “doblará” ni se “quebrará” pese a que Raúl Padilla López no está ya al frente de él. Textualmente el párrafo dice:

“… debe entenderse que, si queremos que el diálogo fructifique, la Universidad de Guadalajara debe dejar de usarse como instrumento de presión política. Dicho de otra manera, la formación de partidos políticos, la búsqueda de espacios de influencia en los poderes públicos y el uso de la comunidad universitaria para atender agendas particulares, NO (mayúsculas en el original) pueden formar parte de sus funciones sustantivas. Por el contrario, los esfuerzos y los recursos universitarios deben orientarse exclusivamente a su fortalecimiento institucional”.

Aquí está el meollo del asunto.

Este desplegado no hace ninguna diferencia en el discurso del gobernador Alfaro con Raúl Padilla en vida o con Raúl Padilla fallecido. Hasta parece un texto reciclado y no revisado, porque si anteriormente acusaba a Padilla López de utilizar a la Universidad y a la comunidad universitaria para atender “su agenda personal”, ¿ahora a la agenda de quién se refiere que se puede utilizar a la UdeG y a la comunidad universitaria para satisfacer ese interés personal? ¿Qué no se supone que para el Ejecutivo el problema se llamaba Raúl y se apellidaba Padilla López?

Alfaro Ramírez sabe que la muerte de Padilla López no cambia la realidad política de la Universidad de Guadalajara y, concretamente, del Grupo Universidad, pero el rector general, Ricardo Villanueva Lomelí, lo respondió bien en el quinto párrafo de su “Carta Abierta a la Comunidad Universitaria y a las y los Jaliscienses” que publicó también en sus redes horas después. El párrafo quinto dice:

“En nuestras aulas se ejerce el pensamiento crítico y caben todas las corrientes de pensamiento. La pluralidad de las ideas se traduce en diversidad política y muchos de nuestros egresados están presentes en las diversas expresiones políticas y de la vida pública. No obstante, la UdeG como institución no participa ni desea participar en ninguna de estas expresiones…”.

Sólo le faltó ejemplificar a Villanueva Lomelí con los casos de Alberto Galarza, ex presidente de la FEU, hoy senador suplente por Movimiento Ciudadano, y en su momento Tonatiuh Bravo Padilla y Mara Robles Villaseñor, quienes fueron “palomeados” por el propio gobernador como diputados de MC, y hoy son regidor y diputada del partido Hagamos.

Del resto del texto de la Carta Abierta del gobernador, podemos decir que es “pura paja”, aunque sobresale que la muerte de Raúl Padilla López la refiera -en plural- como “recientes acontecimientos”.

Resta esperar si de los textos pasan a los hechos y bajo qué condiciones, pero puedo presumir que difícilmente -a estas alturas- el Grupo Universidad cederá un palmo de terreno al gobernador Alfaro. El escenario seguirá siendo, al menos el resto del sexenio, como lo fue con Raúl Padilla en vida.

Y si no, al tiempo…