Aunque dijeron estar concentrados en ser gobernadores -uno va a la mitad de su gestión y le quedan tres años y el otro iniciará el cuatro de octubre su administración-, para Enrique Alfaro Ramírez y Samuel García Sepúlveda la carrera por la sucesión presidencial del 2024 ya comenzó, pues de aquí a entonces su mirada estará puesta en operar para llegar al momento de los “destapes” en la mejor forma posible, no tanto dentro de su partido Movimiento Ciudadano donde son las dos máximas figuras políticas, sino al exterior, ante la ciudadanía del país.

Animado por los resultados electorales del pasado seis de junio, Alfaro Ramírez ya envió su mensaje, a través de una entrevista nada menos que con el Grupo Reforma, de que “si Dios me da vida y salud, en el 2024 yo voy a estar en la primera línea de batalla para evitar que este proyecto de país que nos está llevando a un barranco, continúe…”, aunque aseguró que “no tengo sueños guajiros ni aspiraciones de ningún tipo”, sino “lo que tengo es un claro sentido de mi responsabilidad”, subrayando que tiene “profundas” diferencias con el presidente Andrés Manuel López Obrador y que su partido MC será “una verdadera fuerza opositora al régimen”.

Más “cantada” -como dicen los jóvenes- no puede ser. Y que conste que estas declaraciones las hizo en vísperas de reunirse con López Obrador en Palacio Nacional, donde seguramente tuvo una actitud contraria como ha sido cada vez que tiene estos encuentros, pues sale hablando maravillas del presidente de la República.

Por eso apunto que su principal objetivo es dibujar un perfil para “la tribuna”, para la ciudadanía, para el electorado, como lo ha hecho a lo largo de estos casi tres primeros años de gobierno, ofreciendo un rostro que “venda” y gane simpatías y a la postre, votos. Y es que no hay tiempo que perder, aunque en la rueda de prensa que ofreció junto con García Sepúlveda dijo que el 2024 aún estaba muy lejos. Pero no, en política el tiempo no corre ni se registra como en la vida diaria; en política siempre se va contra el tiempo, porque hasta un simple y sencillo error puede ser fatal.

La llegada de Samuel García al gobierno de Nuevo León y demás cargos que Movimiento Ciudadano obtuvo en el país con los millones de votos que en su promocional presume Clemente Castañeda, le dan un nuevo “aire” a Enrique Alfaro, quien además le apuesta a la integración de un nuevo bloque de gobernadores ante el fracaso que tuvo -como parte de ella- la Alianza Federalista, que no logró sumarse ni un éxito, pero sí la indiferencia de López Obrador y la desconfianza de sus colegas que aún forman parte de la Confederación Nacional de Gobernadores (Conago).

Enrique Alfaro ya está “en la primera línea de batalla” para frenar el proyecto presidencial de la 4T. Habrá que estar atentos para ver cómo transcurre el tiempo y qué movimientos políticos hará para que su figura, su imagen, se amplíe más en el país y sea, incluso, una oferta “apetitosa” hasta para otros partidos que quieran sumársele en su aventura de querer ser presidente de la República.

En el caso de Samuel García, primero hay que ver cómo le va en su próxima y primer entrevista con el presidente López Obrador, pero más bien qué es lo que sale diciendo después de estar en el despacho principal de Palacio Nacional, pues ya vimos que una cosa es lo que sucede ahí dentro y otra la que salen platicando los gobernadores.

Pero el gobernador electo sabrá jugar sus fichas en los primeros dos años, y un poquito más, de su administración, con miras también a convertirse en una opción para Movimiento Ciudadano de jugar para el 2024 si por algún motivo la aspiración de Enrique Alfaro se quedara en el camino. En sus primeros años de gobierno, García Sepúlveda estará haciendo ejercicios de “calentamiento” por si tiene que “entrar a la cancha” de último momento. Y si no, pues se dirá listo para lo que venga, incluso con la paciencia de llegar en una buena posición para el 2030, pues al fin y al cabo el tiempo no le corre.

Pero, eso sí, como los dos únicos gobernadores de Movimiento Ciudadano, estaremos viendo jugar el 1-2 a Samuel y Enrique, pero faltará ver si el regiomontano decide ser una copia fiel de Alfaro en su relación con el gobierno federal y particularmente contra el presidente López Obrador; si le apuesta a la confrontación y al pleito mediático, aunque eso le cueste a los neoloneses “pagar los platos rotos, como le sucede a los jaliscienses; si por encima de cualquier cosa buscará colocar primero su figura y tratar de forjar un liderazgo a nivel nacional que atraiga los reflectores para el 2024 o para el 2030.

Lo que sí queda claro es que tanto Enrique Alfaro como Samuel García, ya están colocados “en la primera línea de batalla” para lo que venga con miras a la sucesión presidencial, y sin duda que de aquí a entonces echarán a andar la estrategia que sobre la marcha irán construyendo.

Esto ya lo estaremos viendo. Al tiempo…