Luego de escuchar el video que anteayer subió a sus redes sociales el gobernador Enrique Alfaro Ramírez sobre su encuentro de ese día con el presidente Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, no encuentro señal alguna para creer que la relación entre ambos gobernantes será mejor que antes y, mucho menos, que los enfrentamientos y desencuentros que los han distanciados llegaron a su fin.

Dicho video, con una duración de un minuto con 43 segundos, pudo haberlo subido cualquier día de cualquiera de los poco más de dos años que lleva en el gobierno y el mensaje es el mismo: lleno de generalidades y, como es su costumbre en estos casos, solo halagos para López Obrador.

Como lo ha dicho en otras ocasiones, en este video escuchamos que fue una reunión “positiva” y que “pudimos platicar ampliamente de temas importantes para el estado”, como el de la seguridad. Es la misma narrativa, es el mismo discurso de otras ocasiones, pero cuyos resultados no se ven como consecuencia de estas reuniones.

Otra vez presumió que “abrimos un canal de comunicación”, canal que en reiteradas ocasiones el propio Alfaro Ramírez se encarga de cerrar ante sus posturas y discursos de enfrentamiento y su discurso; subrayó que “fue muy útil la reunión para restablecer la comunicación”, como lo ha dicho en ocasiones pasadas”; y luego vinieron los acostumbrados elogios: “El presidente fue muy amable”, “siempre he dicho que cuando se platica con él se puede avanzar mucho”, “le agradezco la atención que tuvo y el tiempo que nos dio para platicar sobre diversos temas”…

Nada nuevo que no haya dicho en las dos o tres reuniones pasadas que sostuvieron, y que salvo aquella donde se tomaron fotografías juntos recorriendo Palacio Nacional, no existe testimonio alguno de esos encuentros por parte del gobierno federal.

No podía faltar la consabida frase dicha una y otra vez: “Más allá de las diferencias que pudiesen haber en nuestras posturas políticas, creo que lo mejor para Jalisco y para México es poder trabajar juntos…”.

Algo curioso y extraño también en estos encuentros es que nunca -subrayo: nunca- se anuncian de antemano; no se incluyen en la agenda del gobernador Alfaro, nos enteramos de que se llevaron a cabo ya después de ocurridos y solamente por voz del Mandatario estatal. ¿Por qué nunca anuncia que sostendrá esas reuniones con López Obrador? ¿Acaso es la instrucción que recibe de Palacio Nacional o lo omite por iniciativa propia para no levantar falsas expectativas?

En fin. Qué bueno que López Obrador recibió a Enrique Alfaro; qué bueno que hayan tenido oportunidad de abordar un tema importante y trascendental como es el de las vacunas, pero apuesto que este nuevo encuentro en nada modificará la distante relación entre ambos gobernantes, no cambiará la política federal sostenida hasta ahora para con Jalisco más allá de lo obligado, y tampoco le generará ganancias extras al estado.

El de anteayer, fue un encuentro más para el anecdotario, nada relevante ni trascendente.

Y si no, al tiempo….

¡Ah, por cierto! Hoy Enrique Alfaro acude a Saltillo a reunirse con los demás gobernadores rebeldes, integrantes de la cada vez más débil Alianza Federalista.