¿Cuál es el salario justo para un diputado en Jalisco?

Nada sería mejor que fueran los propios diputados, cada uno de ellos, quienes salieran a la calle a preguntarle a la gente, al ciudadano común, y de propia voz escucharan la respuesta. Ellos y todos sabemos que nuestra escuchará de la gente decir que lo que actualmente ganan es justo y merecido, que su trabajo bien valen los 109 mil pesos brutos que reciben mensualmente. Jamás lo escucharán.

Para el ciudadano no sólo los diputados, sino cualquier funcionario de los tres niveles de gobierno, principalmente los de primer o más alto nivel, merecen lo que ganan, porque la primera referencia, el primer comparativo que tienen es su propio salario frente al de cualquier diputado, director o secretario del poder Ejecutivo o juez o magistrado del Poder Judicial. La diferencia entre lo que gana el ciudadano común y lo que ganan en el gobierno es abismal, como abismal consideran lo que trabajan ellos con lo que trabajan los funcionarios, sin contar los privilegios de los que aún gozan muchos de éstos últimos.

Por eso y más, resulta irrisorio cuando en el Congreso del Estado se desliza el rumor o la versión de que los diputados analizan incrementarse el salario. Muchas de las veces la “filtración” de esta versión es intencional para conocer la reacción y el sentir popular, aunque sabedores de que jamás -subrayo el “jamas”-, la ciudadanía avalara ni siquiera un peso de aumento, porque ya de por sí considera que los legisladores, primero, ganan mucho y, segundo, que nunca -y subrayo el “nunca”- desquitan lo que ganan.

Y hay que reconocer -los primeros en hacerlo deben ser ellos mismos-, que fueron los propios legisladores -los actuales y pasados- quienes se ganaron a pulso esta repulsión ciudadana, porque antes como ahora, más que velar por los intereses de quienes les otorgaron su voto anteponen los intereses de quien prácticamente es su jefe, el titular del Ejecutivo. Actúan -y esto está más que demostrado- como empleados del gobierno sin ningún rubor ni mucho menos vergüenza. Salvo excepciones, los diputados son sumisos al gobernador en turno -en esta y en pasadas Legislaturas-, principalmente los que pertenecen al partido que gobierno, como en su momento fueron los priistas, luego los panistas y ahora los de Movimiento Ciudadano. Sin mucho esfuerzo, y con mucha justicia, los diputados se ganan la animadversión ciudadana con su actuación.

Ahora que se habla de que salvo los diputados de Hagamos y Futuro -como lo reveló la diputada panista Claudia Murguía-, la mayoría de los legisladores analizaron la posibilidad de incrementarse el sueldo, la reacción ciudadana en contra no se dejó esperar. Y es que ¿quién creyó que la ciudadanía vería bien que de ganar 109 mil pesos al mes pasaran a ganar 151 mil pesos, un aumento hasta del 50%, como lo denunció la diputada Mara Robles? Y mucho menos cuando el argumento para justificar dicho aumento es que no lo ha habido “desde hace 10 años”.

¿Qué respuestas darían a las preguntas que anteayer planteó la diputada Robles desde la tribuna cuando dijo: “¿En qué momento el salario de los diputados se volvió insultante para la mayoría de la gente? ¿Cuándo se corrompieron?; “¿Qué pensaría la mayoría de los mexicanos que no ganan más de 3.5 salarios mínimos al mes, si prosperara la propuesta de incrementar de un sólo golpe el 50% de las percepciones de los diputados?; si el aumento salarial dependiera de su dignidad, de su capacidad y de su independencia, ¿ustedes creen que la mayoría lo merezca…?”.

¿Qué creen que responda el ciudadano común?

Y si fue irrisorio deslizar la versión de un incremento salarial para conocer la reacción ciudadana, más lo fue, por no decir absurdo y patético, el “recule” de la fracción mayoritaria de Movimiento Ciudadano, luego de esta “zarandeada” de la diputada Mara Robles, pero particularmente del “jalón de orejas” que le dio el gobernador Enrique Alfaro Ramírez al convocarlos “comedidamente” a la austeridad salarial.

Fue después de esta declaración de Alfaro que, encabezados por su coordinador Gerardo Quirino Velázquez, los diputados “naranjas” salieron “valientemente” a declarar, a través de un video en sus redes sociales, que “desde la #BancadaNaranja no permitiremos ningún aumento de sueldo para las y los diputados”.

No se ría, por favor, que es verdad.

Por actitudes como ésta, además del cuestionado trabajo que hacen muchos legisladores, es que la ciudadanía los considere como un “mal necesario”, indignos de cobrar -porque muchos no se lo ganan- lo que cobran cada mes. Por eso y mucho más, es que la ciudadanía considerará que ningún aumento salarial a los diputados es justo ni necesario. Y esta consideración ciudadana, reitero, se la ganaron merecidamente y a pulso los propios legisladores.

Bien dicen, y nada más cierto en el Poder Legislativo: “se cosecha, lo que se siembra”.