“Desde hace más de un año, Dante Delgado comenzó a llevar a su redil a las ovejas descarriadas del priismo… A las reuniones acudían (Luis Humberto, ex gobernador de Guanajuato) Ducoing, (Francisco, ex gobernador de Yucatán) Luna Kan, Ignacio Madrazo, Layda Sansores (actual gobernadora morenista de Campeche), (Sergio, ex procurador general de la República) García Ramírez….”.

Lo anterior es el encabezado de un texto firmado por el periodista jalisciense Álvaro Delgado publicado por el semanario Proceso número 1051 del 22 de diciembre de… ¡1996!

Sí, desde hace 26 años el actual dirigente nacional -y propietario único- del partido Movimiento Ciudadano, que en aquel entonces se llamaba Convergencia y era apenas una agrupación política nacional -en 1997 le dieron su registro como tal-, Dante Delgado Rannauro, ya se dedicaba a “pepenar” en las filas de otros partidos a perfiles y figuras resentidas, inconformes y molestas con sus entonces dirigencias por no ser beneficiadas con una candidatura que ya anteriormente habían logrado por el siempre efectivo “dedazo” desde la cúpula del PRI o desde Los Pinos, tal y como el propio hoy senador naranja logró ser gobernador interino de Veracruz.

Desde hace más de un cuarto de siglo Delgado Rannauro ha conformado así su instituto político, con militantes de otros partidos políticos a los que convence para que se sumen a sus filas con la promesa y compromiso de hacerlos candidatos, ante la falta de cuadros propios que, la verdad, nunca le ha interesado formar. Así de pragmático es y ha sido desde que abandonó las filas del PRI y decidió fundar Convergencia, que en julio próximo cumplirá diez años de haberse convertido en Movimiento Ciudadano.

Quizás en ningún estado como en Jalisco se conoce mejor a Movimiento Ciudadano gracias al repentino crecimiento obtenido bajo la actuación del Grupo Compacto expriista conformado por Ismael del Toro, Enrique Alfaro Ramírez y Alberto Uribe, a los que luego se sumaron Clemente Castañeda y Hugo Luna, que tras ganar en coalición la presidencia municipal de Tlajomulco sumaron posteriormente victorias en Zapopan, Guadalajara y otros municipios, hasta lograr la gubernatura como la “cereza del pastel”.

A la par de su pragmatismo, en Jalisco a Movimiento Ciudadano lo ha caracterizado su incongruencia, tanto como oposición como en el gobierno. Lo que criticó como oposición lo ha hecho en el gobierno. Lo que hizo y dijo como oposición, hoy como gobierno reprocha y recrimina que lo hagan y digan sus opositores. Para desgracia de Movimiento Ciudadano y sus cuadros en el poder, comenzando por el gobernador Enrique Alfaro Ramírez…. siempre hay un tuit.

Pero, además, Movimiento Ciudadano ha quedado hoy atrapado en su propio discurso y sus propios actos, porque como oposición al gobierno federal de Morena y Andrés Manuel López Obrador desde el Congreso de la Unión -diputados y senadores- critican y condenan actos y acciones que el gobierno de Alfaro y sus presidentes municipales replican a nivel estatal, elevando a la máxima expresión aquello de que “ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio”.

Sus diputados y senadores alzan la voz para condenar acciones y decisiones de López Obrador, pero guardan vergonzante silencio cuando esas mismas acciones y decisiones las toma su gobernador en Jalisco o sus alcaldes. La incongruencia a plenitud.

Lo sucedido días atrás en Quintana Roo es otra muestra más del pragmatismo, la incongruencia y la falsedad al más alto nivel en Movimiento Ciudadano, ahora en la persona de su propio dirigente nacional quien tuvo que “tragar sapos” sin hacer gestos, luego de que se le derrumbó catastróficamente lo que creyó que era un “hitazo” al invitar al actor Roberto Palazuelos a ser su candidato al gobierno de aquella entidad, sin esperar que la mala fama que el propio Palazuelos se creó sería su derrota frente a sus correligionarios, quienes una vez más guardaron silencio ante el error garrafal de su dirigente y sólo fueron dos mujeres, Patricia Mercado y Martha Tagle, las que se atrevieron a enfrentar a Dante y oponerse a dicha postulación.

A Dante no le quedó otra salida que recular, bajar a su “estrella” de la nube en que andaba, y volver a realizar la tarea que bien sabe hacer: “pepenar” un candidato en otros partidos políticos. Y volvió a mostrar su conocida incongruencia al acudir nada menos que al partido que para MC es causa de todos los males del país con su presidente López Obrador: Morena. Ahí encontró a un senador, José Luis Pech, inconforme porque su dirigente Mario Delgado no lo dejó postularse como candidato a la alcaldía de Cancún en junio pasado, y quien enfrenta la demanda de una diputada por presunta violencia de género, lo que le ha pesado en el estado, reportan los enterados.

El senador Pech no cuenta con una estructura sólida en el estado, pero tiene dos posibilidades para ser competitivo: uno, que la estructura que logró crear Roberto Palazuelos -de equipo y de grupos empresariales para el financiamiento- trabaje para él a cambio de alguna buena negociación que el actor hubiera logrado con Delgado Rannauro; y dos, que los morenistas inconformes con la postulación de Mara Lezama como candidata de Morena se sumen a él.

Lo curioso del senador Pech es que salió, a través de un video en redes -después de que platicó con Dante y éste le ofreció la candidatura-, a denunciar que no apoyaba a la candidata de su partido, en alianza con el Verde, y que no existían las condiciones de unidad, por lo que, dijo, “seguiré buscando que los quintanarroenses tengamos una buena opción para gobernarnos”. Y miren que al parecer se vio en el espejo y concluyó que “una buena opción”… ¡era él mismo!

Este es, pues, el partido Movimiento Ciudadano que se oferta como la “tercera vía”, como la “tercera alternativa” para el país, pero basada en las viejas y más rancias prácticas y mañas que caracterizaron a los demás partidos políticos en los que Dante ha encontrado a sus principales candidatos, poniendo por encima de cualquier principio el pragmatismo y la incongruencia.