Julio César Hernández
Lo único que provocan algunos diputados con sus declaraciones sobre el Auditor Superior del Estado es risa… y lástima.
El presidente de la mesa directiva del Congreso, Jesús Casillas Romero, declaró (aguántese la risa):
“Es muy importante que el responsable de la rendición de cuentas en el estado nos garantice que no está involucrado en actos de corrupción, que tiene una trayectoria limpia, que es un hombre honesto y con calidad moral”.
El coordinador de la bancada del Verde Ecologista, diputado Enrique Aubry también opinó (aguántese tambiénla risa):
“Sería digno y sería bueno para los jaliscienses que él diera una muestra de rectitud dejando el cargo. Con eso demostraría un poco de respeto mal jalisciense, ya que no ha querido dar la cara ni dar explicaciones. Yo le sugiero que renuncie”.
Hay la sospecha de que Jesús Casillas o Enrique Aubry, entre otros, “filtró” al periódico Público el resultado de la auditoría a la pasada Legislatura. Sea cierto o no estas versiones, surge una cascada de interrogantes:
¿Qué acaso los diputados, entre ellos Casillas y Aubry, no conocieron antes que nadie el resultado de esta auditoría? ¿Acaso no advirtieron lo que se señala del auditor, Alonso Godoy Pelayo, y de su suegro-compadre Alfredo Vargas Padilla? ¿Por qué no lo citaron a comparecer inmediatamente? ¿Por qué reaccionaron hasta que un matutino lo hizo público?
Hasta donde se sabe, fueron los diputados de la pasada Legislatura los que depositaron 4 millones de pesos en la cuenta de Vargas Padilla y no el auditor Godoy Pelayo, ¿por qué éste tendría que explicar dicha entrega de esos recursos? ¿Qué no deben explicarlo los legisladores correspondientes y quienes entonces fungían como presidente de la Comisión de Administración y secretario general?
Destaca la contundencia de las declaraciones de Casillas y Aubry en contra de Alonso Godoy -quien si tiene algo que ver con ese depósito a su suegro debe de aclararlo-, a quien prácticamente quieren “quemar en leña verde”, actitud y condena que curiosamente no han tenido en contra de sus correligionarios diputados de la pasada Legislatura.
Por ello pregunto: ¿Le temen a algo por venir Casillas y Aubry que sin juicio alguno, simplemente dejándose llevar por lo que se ha publicado en los medios, cuestionan la honorabilidad del Auditor y hasta piden que renuncie?
¿Andan nerviosos o por qué no actúan con serenidad y piensan antes de declarar?