El destino le está jugando en contra al gobernador Enrique Alfaro Ramírez y su prácticamente fracasada reforma al Poder Judicial.

Hoy parece estar pagando el costo de haber obligado al ex presidente del Poder Judicial y del Consejo de la Judicatura, Ricardo Suro Esteves, a negociar con la mayoría de sus compañeros magistrados el dar marcha atrás a la controversia constitucional que ya había sido aprobada por el pleno y a lo que se negó un pequeño grupo, en su mayoría de los que tienen calidad de inamovibles y con mayor antigüedad en el ejercicio de la justicia, y a quienes hoy el tiempo les está dando la razón.

El destino también pone en su lugar a la infumable LXII Legislatura que se prestó a todo el desaseo y a violentar la autonomía e independencia del Poder Judicial, quizás porque la mayoría de esos diputados no tuvo reparo en que se les violara a ellos a cambio de unas “migajas” en el servicio público dentro del gabinete estatal. Si ellos habían permitido eso -quizás gustosos por el premio que obtendrían-, qué más les daba ser cómplices en la violación de otro Poder.

Sin embargo, dice el dicho que “lo que mal empieza, mal acaba”.

Y es así que desde enero de este año, a quien eligieron y tomaron protesta los ex diputados para ser el responsable del Centro de Evaluación de Control y Confianza, Gabriel Gallo Álvarez, les renunció y es fecha que aún hoy se encuentra acéfala la dirección de dicho Centro.

Ahí comenzó el derrumbe de esta polémica y reprobable reforma que representa una dolorosa derrota para el Ejecutivo.

Luego, el pasado miércoles 10 la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dio otro severo “golpe” al corazón de dicha reforma al declarar inconstitucional someter a los juzgadores a la evaluación de control de confianza, pues subrayó lo que aquellos magistrados que votaron en contra de recular la controversia reclamaron y los diputados Héctor Pizano y Enrique Velázquez advirtieron: violentaba la independencia del Poder Judicial.

Ahora para cerrar el año, se le “cae” el magistrado que iba a ser uno de los protagonistas principales para ejecutar la tan “cebada” reforma y que fue parte de las negociaciones para que se diera marcha atrás a la controversia: José de Jesús Covarrubias Dueñas.

Covarrubias Dueñas llegó al Supremo Tribunal como magistrado impulsado por el finado gobernador Jorge Aristóteles Sandoval y el padillismo del Grupo Universidad, pero ya dentro fue reclutado por el gobernador Alfaro como principal asesor para formular la nueva Constitución estatal -otro fracaso más-, así como el Reglamento de Ética Judicial, y es así que en el marco de las negociaciones para no interponer la controversia constitucional lo impulsa para que sea, precisamente, el presidente de la Comisión de Ética y Honor del Poder Judicial, desde donde se implementaría la evaluación de control de confianza a sus homólogos magistrados.

Todo lo anterior era sabido al interior del Poder Judicial, particularmente en el Supremo Tribunal de Justicia.

Pero… el magistrado también se le “cayó”.

Hoy Covarrubias Dueñas se encuentra en desgracia, separado indebidamente de su cargo por el pleno del Supremo Tribunal porque no le correspondía hacerlo sino al Congreso del Estado o a la Sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa, así como retirado como catedrático de la Universidad de Guadalajara.

¿Será que por todo lo anterior, contra su costumbre y por causas menores, hoy el gobernador Enrique Alfaro no ha despotricado contra el magistrado José de Jesús Covarrubias? ¿Será por eso que ha guardado silencio, pues de alguna manera era una de sus piezas importantes dentro del Poder Judicial para llevar adelante la ya fracasada reforma? ¿O será que no quiere arriesgarse a un nuevo “jalón de orejas” de un tribunal por sus arrebatos verbales?

Sea como sea, la causa que enfrenta el magistrado Covarrubias Dueñas no es menor y en Casa Jalisco sólo se escucha un estruendoso silencio al respecto.