¿Qué necesidad tenía el gobernador Enrique Alfaro Ramírez de lanzar el “ya déjense de grillas y pónganse a trabajar…”, con un dejo y tono burlón, a un grupo de manifestantes en Sayula que reclamaban la restauración de su histórico y centenario kiosco de su plaza principal? ¿Creerá que esto le suma simpatías? ¿No caerá en cuenta que, por el contrario, afecta a su partido Movimiento Ciudadano y a todos aquellos aspirantes “naranjas” a sucederlo que hoy se “pasean” por doquier como Alberto Esquer, Salvador Zamora o Jesús Pablo Lemus?

¿Por qué esa reacción cuando su gobierno y su imagen se encuentran hoy en el “ojo del huracán”, primero por su enfrentamiento verbal con el cardenal José Francisco Robles Ortega sobre los retenes del crimen organizado en la zona Norte del Estado; segundo, por su constante indiferencia hacia los colectivos y familiares de los desaparecidos; y recientemente por el crimen de la joven Luz Raquel Padilla, ante los reclamos de que el gobierno no respondió a sus llamados de auxilio y lo responsabilizan de que este linchamiento haya sido posible?

No es la primera vez que el Mandatario estatal tiene ese tipo de criticables reacciones frente a grupos de ciudadanos que le hacen reclamos, ya sea por obras mal hechas como cuando era presidente municipal de Guadalajara; porque le exigen atención y respuesta a las demandas de mayor apoyo y trabajo a favor de los colectivos y familiares de desaparecidos; porque los feminicidios siguen en constante aumento; o por varios motivos más.

Si bien debe sentirse muy complacido por los aplausos que recibe por la entrega de obras realizadas, por ejemplo, en este fin de semana en la zona sur del estado, también debe de aceptar -y tener la sangre fría para recibirlas- que sus visitas son aprovechadas por los ciudadanos para reclamar lo que ellos consideran que deben de reclamar a la autoridad y que para ello deben de aprovechar cuando éstas visitan sus municipios. No todo son aplausos y vítores.

Actitudes como la del sábado del gobernador Alfaro ante ciudadanos que manifestaban lo que consideran un reclamo justo, explican por qué su aprobación como gobernante va a la baja como ha sido la constante en la medición que lleva a cabo mensualmente la Consultora Mitofsky y otras empresas consultoras. O por qué su partido Movimiento Ciudadano aparece con Morena “pisándole los talones” en otras encuestas, con todos los “asegunes” que éstas tienen. Tratar así a los ciudadanos no le abonan ni al Ejecutivo ni a su partido, y el costo a pagar en las próximas elecciones puede ser muy alto.

Nadie apuesta a favor de que el gobernador Alfaro no volverá a repetir esa actitud incluso falto de respeto para sus gobernados o de que cambiará su conducta frente a las manifestaciones o protestas en su contra. Eso ya es imposible. Podemos creer que queda en manos del dirigente estatal Manuel Romo y demás figuras de Movimiento Ciudadano tratar de que repercuta negativamente lo menos posible esas actitudes de su líder político, pero reflejan un temor inusitado a hacerlo enojar y mejor prefieren quedarse callados, hacer como que nada pasa o que nada vieron.

Pero los ciudadanos sí registran y no olvidan. Ya llegará el momento para saber si basta su actuación de “influencer” en las redes sociales para contrarrestar el enojo ciudadano o terminarán arrepentidos de ser sumisos, pagando “los platos rotos”.

Al tiempo…