Han trascurrido más de cuatro meses de que se ventilaron las irregularidades con que el Ayuntamiento de Guadalajara, a través de su Comité de Adquisiciones en la licitación para el arrendamiento de patrullas para la Secretaría de Seguridad y es fecha de que la “contralora ciudadana”, Cynthia Cantero Pacheco, mantiene un sepulcral, sospechoso y cómplice silencio, dejando en duda de que realmente se atreva a fungir como contralora, pero confirmando que de “ciudadana” no tiene nada.

Ese silencio de Cantero Pacheco frente a un escándalo de presunta corrupción, pero confirmada ilegalidad e irregularidad, hacen ver que la oficina que ocupa será durante la presente administración una dependencia más del gobierno desde donde se estará a las órdenes de las autoridades y muy alejada de la ciudadanía.

Ha quedado evidenciado de que, para empezar, la licitación es ilegal porque se falsificaron documentos desde la Sala Superior del Tribunal de Justicia Administrativa para supuestamente revertir una suspensión provisional y posteriormente definitiva otorgada, dentro de sus facultades en el marco de la ley, por la Cuarta Sala del propio Tribunal, que preside el magistrado Armando García Estrada. A su vez, el dócil Comité de Adquisiciones violentó la ley al no respetar la suspensión otorgada a la empresa quejosa y consumó el atraco al dar curso al proceso y luego aprobar un arrendamiento que ya se demostró también que tiene un sobreprecio de 400 millones de pesos.

¿Y qué ha dicho al respecto la “contralora ciudadana” -así entre comillas- Cynthia Cantero? se preguntan los tapatíos. Y la respuesta es un estruendoso silencio de quien fuera titular del Instituto de la Transparencia e Información Pública y que hoy como funcionaria pública tiene una actuación muy opaca, por decir lo menos.

En los corrillos políticos se siguen preguntando qué razón hubo para que Cantero Pacheco escuchara “el canto de las sirenas” y renunciara al ITEI, mientras que en los corrillos del Palacio Municipal de Guadalajara se ventila que el motivo fue que escuchó la promesa de que si el presidente municipal Jesús Pablo Lemus Navarro es candidato de Movimiento Ciudadano a la gubernatura de Jalisco y gana las elecciones en el 2024, entonces ella sería la sucesora de Teresa Brito en la Contraloría del Estado o de Jorge Alejandro Ortiz Ramírez en la Auditoría Superior del Estado, dos posiciones que todos saben que ella ha aspirado a ocupar, pero que ha fracasado en sus intentos.

¿Hay complicidad de Cynthia Cantero con el gobierno municipal para quedarse callada en este escandaloso caso, con la esperanza de que dentro de dos años pueda estar ocupando cualquiera de las dos oficinas estatales? ¿De qué tamaño es su compromiso con quien la llevó al cargo como para hacerse “de la vista gorda” en un caso que ha llegado hasta la Fiscalía del Estado y la propia Secretaría de la Función Pública, pero lo que es peor: que ha quedado demostrado que se realizó ilegalmente y atestado de irregularidades?

¿Por qué su silencio cómplice ante el incumplimiento de la empresa favorecida, en la entrega a tiempo y en las fechas establecidas en el contrato de las patrullas? ¿Por qué el ensordecedor silencio ante la burda maniobra del servil Comité de Adquisiciones -salvo la representación del COMCE y de la Canaco- de aprobar el cambio, “sobre las rodillas”, de modelo de las patrullas establecido en las bases de la convocatoria y del contrato mismo, en lugar de reponer el proceso?

Si este cómplice silencio es, como se sospecha, a cambio de un cargo público a futuro, entonces esa Contraloría Ciudadana en Guadalajara ya se pudrió.

Al tiempo…