A las 10 de la mañana de hoy está programada la sesión en la que los integrantes de la próxima Legislatura 60 del Congreso del Estado rendirán protesta y poder así asumir el cargo a partir del uno de noviembre.
Los integrantes de la Legislatura 60 llegarán a rendir protesta enmedio del “cochinero” financiero en que está inmiscuida la actual Legislatura 59. La Legislatura 60 llegará “besada” por el “diablo” de la que sucederán. Y llegarán con grandes pendientes que debieron de haber atendido antes del día de hoy y para lo que les queda solamente siete días.
Tendrán que dedicarle no pocos días del inicio de su gestión a la negociación para poder llegar a acuerdos fundamentales en el desarrollo del trabajo legislativo.
Quien conoce de estos menesteres, del fino tejido que debe hacerse en estos casos para lograr acuerdos efectivos, me hace notar lo siguiente:
La actual Legislatura rendirá protesta sin haber llegado a acuerdos entre los grupos parlamentarios sobre quiénes asumirán las primeras mesas directivas y lo concerniente al reparto de comisiones, sobre lo que se dan largas, pesadas y desgastantes negociaciones, tomando en cuenta, inclusive, que el PRI no tiene una amplia mayoría que le permita imponer sus decisiones.
La siguiente Legislatura llega “salpicada” del “cochinero” de la actual, no tanto porque sean corresponsables del mismo sino porque su agenda quedó “entrampada” en el tema de escándalo de la Legislatura saliente. El discurso de los futuros integrantes de la Junta de Coordinación Política giró en torno a la crisis financiera actual del Congreso del Estado, y sus propuestas legislativas se quedaron “ahogadas” por sus propias declaraciones sobre cómo le harán para enfrentar la herencia que recibirán.
El colmo del asunto fue que en vísperas de rendir protesta haya sido el próximo coordinador de los priistas, Miguel Castro Reynoso, quien tuvo que acercarse a negociar con los empleados “plantados” en el patio central del Palacio Legislativo a fin de que emprendieran el retiro con la promesa de que les serían pagados los salarios que se les adeuda.
Y esto tuvo que ser así ante la incapacidad e inutilidad de los actuales diputados y, particularmente, de los aun miembros de la Junta de Coordinación Política de esta Legislatura.
Pero por si fuera poco -me subraya mi fuente-, los futuros diputados tendrán 45 días para aprobar el Presupuesto de 2013, además de que los priistas tendrán que valorar o analizar qué mesa directiva quieren presidir: la de este primer período o en la que rendirá protesta el próximo gobernador Jorge Aristóteles Sandoval.
No es menor lo que enfrentará de entrada la Legislatura que hoy rinde protesta, y la verdad que no hay nada aún que haga vislumbrar que ésta realmente será diferente a la que está por salir. Y no lo hay porque lo único que encontramos es retórica, es el discurso mediático de los próximos coordinadores…
Es el mismo discurso que nos vendieron Roberto Marrufo, Abraham González, Raúl Vargas y Enrique Aubry sobre la Legislatura 58, previamente  a rendir protesta, y hoy entregan un Congreso peor que el que sucedieron.