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En mi entrega del 2 de septiembre de 2017 –Kumamoto rumbo al 2018: San Lázaro o a la burocracia municipal-, escribí lo siguiente:

“¿Cuál debería ser el camino por andar del joven Kumamoto? ¿Continuar su carrera legislativa y seguir impulsando programas o iniciativas que comenzó en el Congreso del Estado o dar el salto al trabajo ejecutivo en uno de los municipios más grandes del país?

“Kumamoto no tiene la estructura logística y política que se requiere para trabajar y cubrir un municipio como Zapopan. Para ser alcalde se requiere de todo un equipo de colaboradores para las tareas que tendrán encomendadas, comenzando por el gabinete legal y ampliado y muchos espacios más que al momento no se sabe cómo puede cubrirlos. Se necesita también una planilla de regidores que le sumen votos y no advertimos un listado de prospectos que lo garanticen…”.

Ahora que Kumamoto y demás compañeros lograron el registro de Futuro Jalisco como partido político estatal, las línea anteriores siguen vigentes tanto para Pedro como para los demás integrantes del grupo, no obstante que desde meses atrás hay quienes lo promueven en particular como potencial candidato a una presidencia municipal, ya sea Guadalajara o Zapopan. Quienes lo hacen, parece que no tienen idea de lo que esto significa para un joven político y un partido en ciernes.

Es cierto, Kumamoto es ya una marca bien posicionada en el ámbito político local y nacional, pero la sola palabra aún está muy lejos de ganar por sí mismo un cargo para el que se requiere una estructura bien aceitada que, contra lo que otros piensan, está muy lejos de tener Futuro Jalisco, al menos para dos municipios de la importancia de Guadalajara y Zapopan.

Pedro Kumamoto ha declarado en diversas entrevistas que aún no tiene decidido por cuál cargo contenderá en 2021, pero si eso es cierto tendrá que ser muy cauto para no tropezar por segunda ocasión con la misma piedra, luego de que en 2018 creyó tener los tamaños para ir en busca del Senado por el hecho de haber ganado en 2015 un distrito electoral. No puede dejarse llevar, otra vez, por “el canto de las sirenas”. Alguna lección debió de aprender de la derrota de hace dos años.

En este contexto, una buena señal es la declaración de la dirigente de Futuro, Susana de la Rosa, quien dijo al periódico El Occidental que tienen la vista puesta en el Congreso, en tanto que su presencia en Ayuntamientos “será poco a poco”. Textualmente señaló:

“El Congreso del Estado nos interesa porque más allá de ser opositodos, yo creo que el gobierno actual tienen sus aciertos y errores; también están dejando pasar un cheque en blanco en todas las iniciativas del gobernador. Necesitamos contrapesos en el Congreso. Así como el gobierno lo exije en la Cámara de Diputados a nivel nacional con el presidente, eso mismo queremos para Jalisco”.

Si me atengo a las palabras de De la Rosa, considero que habrán dejado para mejor momento la posibilidad de que Pedro Kumamoto contienda por la alcaldía de Guadalajara o Zapopan ante la carencia de una estructura para trabajar ambos territorios electoralmente en campaña. Y hay que considerar que tendrán que competir solos, sin alianza alguna por mandato de ley. En una palabra, no tienen a nivel nacional quién les cubra la espalda.

Además, en 2021 se juegan el asegurar su registro para contender en 2024 y para ello tendrán que elegir el camino que les permita recabar el mayor número de votos que les asegure el porcentaje necesario de acuerdo a la ley, y ese camino considero es el de las diputaciones o quizás alcaldías en municipios pequeños, si es que logran el posicionamiento necesario.

En este sentido, Pedro Kumamoto deberá de tener bien puestos los “pies sobre la tierra”, ignorar “el canto de las sirenas”, tener la humildad de reconocer que él no es todo el partido y que tampoco puede cargar con todo el peso que significa la responsabilidad de ser quien le asegure el éxito o el fracaso para las elecciones del 2024.

Reitero: en 2018 creyó que su apellido bastaba para llegar al Senado y el descalabro fue bastante doloroso. Ahora se enfrenta a dos fuerzas políticas que tienen el poder en sus manos: Morena a nivel federal y Movimiento Ciudadano en escala estatal, y tengan la seguridad que ninguno de los dos tendrá misericordia para hacerlo “morder el polvo”.

Si su ego no es mayor que su apellido, Kumamoto tendrá que tomar la mejor decisión para el futuro de su partido y de su equipo. De otra manera, insitio, el 2021 podría ser su “debut y despedida”.

Al tiempo…