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Por Julio César Hernández
Nunca he entendido la extraña forma de nuestros políticos de generar especulaciones sobre su futuro: de acuerdo al número de invitados a sus cumpleaños.
Ya no es aquello del festejo íntimo con la familia y los amigos más allegados. Los verdaderos amigos. Ya no se festeja el sumar un año más de vida. No. Ahora ese es el pretexto, porque lo que realmente se celebra es el número y “peso” de los invitados al jolgorio. Y entre más invitados, más promisorio parece ser el futuro político del cumpleañero.
Pero lo peor es que haya quien se crea que deveras la fuerza electoral de un político está en la cantidad de personas que logra meter a un salón de fiestas y entonces comienza a verle atributos que todavía un día antes de la celebración no se los habían advertido.
Ese es el caso del festejo que hizo el director del Siapa, Rodolfo Ocampo Velázquez, con motivo de su cumpleaños y motivo por el cual fueron a felicitarlo dos de los que también podrían apuntarse para suceder al priista Jorge Aristóteles Sandoval: los diputados electos Abraham González y José María Martínez.
Sin negar que aspira -ha sido su sueño eterno- a ser candidato a la presidencia municipal de Guadalajara, hay quienes vieron en su celebración su “destape” para las elecciones municipales… ¡del 2012!
No dudamos que Rodolfo Ocampo no quite “el dedo del renglón” a su aspiración de gobernar Guadalajara, pero de eso a que su festejo de ayer sea su “destape” se nos hace -para estar a tono del “dolor de cabeza” de la actual administración tapatía- un verdadero disparate.
Y lo es cuando vemos que actualmente la principal preocupación del cumpleañero es convencer a los próximos alcaldes de que lo dejen quedarse al frente del Siapa.
Así de sencillo.