La mayoría de los medios de comunicación ha mostrado más interés por el show montado por el presidente Jesús Pablo Lemus Navarro en contra del regidor de Morena, Carlos Lomelí Bolaños, y del magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa, Armando García Estrada, que por un asunto de mayor importancia y relevancia como lo es la licitación para el arrendamiento de unidades para la Comisaría de Guadalajara, la forma ilegal en la que se llevó a cabo y que concluyó con la adjudicación a una empresa previamente señalada como favorita y presuntamente a un sobre precio.

Este asunto es el motivo por el que Lemus Navarro pretende -y lo ha logrado hasta ahora- desviar la atención del delicado asunto que enfrenta y que ha llegado ya a tribunales federales. Quizás confía en que sus “cabilderos” ante el Poder Judicial lograrán sacarlo del embrollo con éxito. Pero eso está por verse.

Si bien ha declarado que presentó denuncias en contra de quienes hoy eligió como sus adversarios -que lo son, pero en asuntos realmente importantes-, no será la primera vez que lo diga y simplemente mienta. Ayer referíamos que como alcalde de Zapopan declaró lo mismo, denuncias en contra de dos funcionarios que le eran incómodos pero poco después su propio síndico, José Luis Tostado, lo desmintió ante estudiantes universitarios a quienes dijo que nunca hubo denuncia alguna y que todo había sido una “estrategia política”. Ayer, por ejemplo, le preguntaron si tenía pruebas de que Lomelí lo haya chantajeado con lo de las bodegas, y declaró que sí: “ahí están las bodegas…”. Esos son sus argumentos.

Lo que él si tiene en contra es una denuncia de Lomelí Bolaños que ya fue aceptada por el Juez Segundo en Materia Civil, Mtro. Alan Rafael Acosta Navarro, bajo el expediente 41/2022, de la que se burló ayer ante los reporteros.

Ayer los diputados de su partido Movimiento Ciudadano, le montaron la “carpa” en el patio del Palacio Legislativo donde, como lo anunció, montó su espectáculo en contra del magistrado García Estrada y del regidor Lomelí Bolaños, e incluso aprovechó para pedirles que aprueben la renegociación de la deuda municipal que también fue cuestionada por la bancada edilicia de Morena.

Sabedor de que el proceso legal que se sigue en tribunales federales se lleva tiempo, el munícipe de Guadalajara ha decidido extender su espectáculo ahora a la “pista” del Instituto de Pensiones del Estado, al anunciar de que asistirá a la próxima sesión del Consejo para advertirle a sus integrantes que él se opondrá a que se le pague 81 millones de pesos que reclama por abastecimiento de medicamentos la empresa Abisalud, que insiste en que es propiedad de Carlos Lomelí.

¿Permitirán los integrantes del Consejo del Ipejal que Lemus Navarro convierta una de sus sesiones en todo un show montado a su favor para dirimir diferencias personales que tiene con Carlos Lomelí? ¿Permitirán que por distraer la atención de los medios de comunicación -cual “flautista de Hamelin”-, vuelva a poner al Instituto en el “ojo del huracán” involucrándolo en un asunto del que sólo él quiere sacarle “raja” política y personal? ¿Aceptarán que cuando hay varios asuntos y seguramente más importantes a tratar y decisiones trascendentes qué tomar, él se lleve los reflectores y obligue a esos integrantes a estar como meros espectadores de su show? ¿Dejará el gobernador Enrique Alfaro, como presidente del Consejo, que Lemus “utilice” al Ipejal para sus intereses personales o dará el “manotazo” sobre la mesa y lo obligará a retractarse y no acudir?

Cuentan que en Palacio de Gobierno y Casa Jalisco no están del todo contentos con la actuación que Lemus Navarro ha tenido con el caso de la ilegal y desaseada licitación, pues advierten que los alcances que ha tomado a nivel federal tienen incómodo y preocupado al Ejecutivo estatal, que ya de por sí tiene sus propios conflictos, principalmente ahora que fue tema de discusión nada menos que en la Cámara de Senadores, donde un legislador morenista advirtió que invitará a periodistas para que ahí compartan la información que tienen de presuntos nexos del gobierno de Jalisco con la delincuencia organizada.

Así, pues, quizás sea momento de que se ponga atención con toda la seriedad que el caso amerita, a la forma en que se celebró la licitación de arrendamiento de unidades para la seguridad pública en Guadalajara, porque el escándalo puede ser mayor de lo que hoy ya lo es y que comienza a aparecer en medios de comunicación de circulación nacional.

Y no creo que a los tribunales federales les interesen los shows que Lemus Navarro anda montando en diversas pistas, ahora sí que como verdadero circo de pueblo, y que ya amenazó con ir a presentarlo a la “pista” del Instituto de Pensiones. ¿Lo logrará hacer?

Al tiempo…