Salvo sus primeros años y bajo la conducción de su finado dirigente Humberto Ortiz, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en Jalisco no existe con una estructura de partido político sino que es la suma de muchos nombres de hombres y mujeres que han llegado a cargos de elección popular impulsados directa o indirectamente por la popularidad de Andrés Manuel López Obrador, primero, y por los programas sociales puestos en marcha desde que asumió la presidencia de la República, después.

En este período se ha pretendido identificar a Morena Jalisco como la suma de corrientes o tribus que reclaman la potestad de tal o cual territorio e, incluso, ser los responsables de los triunfos obtenidos, pero en las derrotas se culpan unos a otros. Sin embargo, la “palomeada” de quienes llegaron a ser candidatos y candidatas -independientemente de si ganaron o no su elección-, se llevó a cabo en la Ciudad de México, varias de ellas con el “visto bueno” de su jefe político, López Obrador, y otros bastó con la aprobación de quienes han sido sus dirigentes nacionales.

Y así tenemos un listado de nombres a quienes a veces se les quiere dar un perfil que no tienen: el de ser líder o cabeza de equis corriente o tribu morenista. O el de presumir tener padrinazgos -la mayoría de ellos inexistente, por supuesto- en la Ciudad de México que los hace fuertes o les da una autoridad política moral que realmente no tienen, sino que, incluso, en ocasiones se la autoimponen con el propósito de “apantallar”.

Si hacemos un recorrido por esa lista de morenistas con cargos públicos o de quienes no tienen ninguno, pero se les identifica como miembros del partido, confirmaremos que son personajes que tienen un valor en lo individual y no por ser cabeza de grupo o corriente real con peso dentro de Morena y que le signifique o represente a este partido una fuerza electoral organizada y estructurada. De esto sigue careciendo Morena en Jalisco.

En este sentido, advertimos en este contexto que hoy por hoy, y seguro se irá decantando al paso del tiempo, sólo existen dos grupos políticamente definidos dentro de Morena y de ellos se irá ramificando para los diversos espacios en disputa con miras al 2024: 1. El del regidor Carlos Lomelí Bolaños y 2. El del diputado José María Martínez Martínez. Ambos se han consolidado no sólo como políticos sino como cabezas de grupos organizados, estructurados y con recursos suficientes para avanzar en la contienda por la candidatura al gobierno de Jalisco.

Lomelí y “Chema” Martínez han marcado ya su propio estilo de hacer política. El primero, desde la lucha como oposición al gobierno emecista en Guadalajara, que le ha ganado simpatías de quienes consideran que Morena está obligado a actuar como lo que es: oposición; de “pisarle los talones” al munícipe Jesús Pablo Lemus que no oculta que los regidores de Morena son su “piedra en el zapato”. El segundo, con una estrategia más calculada, más moderada; más pensada en lo que puede ganar haciendo política, donde es obligada la negociación, que en buscar la confrontación. Y esto también le ha generado simpatizantes. Sin embargo, ambos saben moverse en el terreno que pisan; ambos saben cuáles son sus limitaciones o hasta dónde es conveniente “estirar la liga”. Ambos tienen pros y contras, pero saben sacarle provecho a lo primero y sortear lo segundo.

Con el tiempo, y no falta mucho, ambos personajes de Morena irán sumando o perdiendo seguidores, según los pasos que den y las decisiones que tomen. Pero los que no estén con uno y estarán con el otro, porque no hay más para dónde hacerse. Y esto lo confirmaremos al paso de los días, semanas y meses. Ambos trabajan en lo suyo, y lo hacen a su modo. El tiempo, también, dirá quién supo hacerlo mejor.

Este tema da para un amplio análisis que más adelante haremos en Marcatextos de lo que son y significan estos dos personajes para Morena en Jalisco. Pero para empezar, es importante dejar en claro que en este partido no hay más que de dos sopas: José María “Chema” Martínez y Carlos Lomelí Bolaños.

No más…