No, el segundo debate no fue el Waterloo de ninguno de los candidatos a la gubernatura.
Como en el primero, tampoco en éste hubo ganador aunque los simpatizantes de unos y otros declararon ganador a su respectivo candidato; incluso, algunos de ellos mismos se autoproclamaron victoriosos, pero resulta muy difícil coincidir con cualquiera.
Las acusaciones, los señalamientos de unos contra otros, fueron lugar común, nada nuevo, pues así como todos ellos -salvo la candidata María de los Ángeles Martínez- se acusaron de no cumplir cabalmente en los cargos que anteriormente ocuparon y hoy ofrecen hacer aquello que no hicieron, la verdad es que todos tienen cuentas pendientes que explicar.
Como era de esperarse, quienes se llevaron los “reflectores” fueron Fernando Guzmán, Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro, quienes se lanzaron todo tipo de acusaciones, señalamientos, calificativos y demás, aunque el abanderado perredista, Fernando Garza, hizo lo propio, e incluso fue el primero el lanzar el primer “dardo” doloroso a Alfaro, para estar a la par de sus adversarios.
Podríamos decir que tras el primer debate ahora a los candidatos se les vio más asentados, más seguros de sí mismo, más preparados no sólo para lanzar sino para responder cada “golpe” al adversario elegido.
Sin embargo, en este sentido, quien quedó a deber la respuesta a fuertes “dardos” que le lanzaron sus contrincantes fue el candidato del Partido Movimiento Ciudadano, Enrique Alfaro Ramírez, quien respondió las críticas a los cuestionamentos intrascendentes y esquivo, ignoró, o se negó a responder, las preguntas que creo que la sociedad jalisciense, los ciudadanos a los que les pide su voto, tienen derecho de conocer las respuestas.
Las preguntas que Alfaro no quiso, no pudo o no supo contestar fueron:

  • ¿Por qué el priista Raymundo Gómez Flores es el aval del edificio administrativo que Alfaro construyó y en donde ahora despacha el presidente municipal?
  • ¿Es porque la hija de Raymundo Gómez Flores va de candidata a diputada plurinominal?
  • ¿Es cierto que el dinero para su campaña salió de los permisos que otorgó como presidente municipal de Tlajomulco, como se lo dijo ahí Fernando Guzmán Pérez Peláez?

Creo que finalmente esos son los cuestionamientos más sonados y que no encontraron respuesta de parte de quien debió darlas: Alfaro Ramírez, y que sin duda deberá de responder para depejar las muchas dudas que ha dejado su campaña en las últimas semanas, a partir de la denuncia de Raúl Vargas de su sociedad con el árbitro electoral Víctor Hugo Bernal y el ex dirigente panista, Eduardo Rosales, entre otros.
Lo demás, la verdad, queda para el anecdotario del segundo debate.