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Julio César Hernández
En los corrillos panistas le encuentran dos explicaciones a la decisión intempestiva del gobernador Emilio González Márquez de solicitarle a la Suprema Corte de Justicia de la Nación su intervención en las investigaciones del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, ocurrido hace cerca de 17 años en el aeropuerto de Guadalajara.
Por un lado, coinciden con las voces que aseguran que colocar nuevamente el tema en los medios de comunicación le permitirá al secretario general de Gobierno, Fernando Guzmán Pérez Peláez, tener a la mano un pretexto para ser entrevistado -como ya sucedió con Joaquín López Dóriga-, y mantenerse en la palestra en su aspiración por ser candidato del PAN a la gubernatura.
Por el otro, los panistas han interpretado este paso dado por González Márquez como un intento por reestablecer sus relación con el cardenal Juan Sandoval Iñíguez, que tan deteriorada quedó a raíz del limosnazo que dio pie a aquella inolvidable “mentada” que el Mandatario endilgó a todos sus críticos durante el banquete del Hambre, precisamente en un abril de hace dos años.
De hecho, consideran que este es el principal objetivo de González Márquez y que lo de Guzmán Pérez Peláez ya viene como añadido. Y es que dicen que la cercanía de un aniversario más del crimen de Posadas Ocampo sería un buen pretexto del Gobernador para tratar de “limar” asperezas con el Cardenal quien, hasta donde se sabe, ha evitado tener un encuentro privado con aquel.
La verdad que ante la falta de una explicación creíble, las especulaciones sobre las razones que llevaron a Emilio González ha sacar del “archivo” el tema del “Caso Posadas” toman tinte de veracidad o, al menos, se toman en cuenta para el análisis.
Así, pues, habrá que estar al pendiente de la reacción que genere en el cardenal Sandoval Iñiguez la petición del Gobernador a la Suprema Corte.. y, por supuesto, el “jugo” que logre sacarle Fernando Guzmán, para sus aspiraciones.