Pedro no lo negó tres veces, pero se volvió a tropezar con la misma piedra…

El joven político Kumamoto Aguilar se dejó llevar nuevamente por “el canto de las sirenas”, no midió correctamente o con realismo sus alcances y posibilidades, y le creyó a todos aquellos -periodistas incluidos- que le hablaron al oído, le hicieron creer que podría ser alcalde del municipio más poblado del estado y le aconsejaron que se postulara como candidato. Y lo hizo.

Para ello traicionó sus principios que lo llevaron a ser el primer diputado independiente en Jalisco, luego de sufrir su primer gran fracaso y perder como candidato al Senado de la República -ese fue su primer tropiezo-, mal aconsejado por quienes le hicieron creer que tenía al estado en sus manos, que su logro de llegar al Congreso del Estado le dejaba la puerta abierta para hacer y deshacer lo que quisiera en la política jalisciense, para menospreciar a los partidos políticos y a los políticos. Hasta para apostar que se podía hacer política sin necesidad de las prerrogativas y que todo era cuestión de creatividad e ingenio.

Pero la terca realidad lo hizo “corregir” su camino y se lanzó a la aventura de fundar su propio partido político, lo que logró no sin complicaciones y hasta -se asegura- con “ayudaditas” externas para lograr el número de asambleas y militantes que le exigía la ley. Incluso, llegó a la fecha en que se definiría si se le otorgaba o no el registro con la “guillotina” sobre el “cuello” con una resolución en contra, pero por obra y gracia del presidente del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC), Guillermo Alcaraz Cross, logró que se revirtiera el sentido de la resolución y le entregaron su “arbolito” para ser candidato -él y sus compañeros de Wikipolítica- a lo que quisiera.

Cuando tenía todo para integrar una futura bancada legislativa competitiva para este 2021, encabezada por él y que incluyera a aquellos que lograron un buen número de votos en las elecciones del 2018, además de nuevos perfiles, Kumamoto Aguilar volvió a ver una falsa realidad, la que le pintaron quienes lo hicieron creer que seguía siendo el mismo fenómeno del 2015 y que ahora con su propio partido político iba a ser imbatible y arrasaría en Zapopan. Y Pedro se la creyó.

Lanzado como candidato a presidente municipal y animado por ciertas encuestas que lo colocaban a la par de sus adversarios de Movimiento Ciudadano, Juan José Frangie, y de Morena, Alberto Uribe, con lo que aseguraban, además, que la elección en Zapopan sería de tercios, Pedro Kumamoto creyó que pondría a temblar a sus adversarios y emprendió una nueva aventura “a ciegas”, porque su partido carecía de las bases que requiere todo partido: una sólida estructura electoral. Y es que así como prácticamente solicitaron en el “aviso de ocasión” quiénes quisieran ser sus candidatos, también se anduvieron en busca de quienes quisieran ser sus representantes en las casillas.

Ya iniciada la campaña, Pedro Kumamoto extrañamente desapareció del escenario público y se lo dejó casi durante el primer mes a sus adversarios Frangie y Uribe. El sospechosismo no se hizo esperar y hubo quien habló de posibles “negociaciones” que presuntamente incluía el extravío del joven político quien, sin embargo, reapareció en el segundo mes de campaña y particularmente a partir de los debates en los que siempre tuvo un “blanco” fijo: Juan José Frangie Saade, candidato de Movimiento Ciudadano. El “golpeteo” entre ambos llegó como nadie se lo hubiera imaginado, con lo que Kumamoto rompió con la imagen de pacifista que mantuvo durante sus primeras campañas al Congreso estatal y al Senado.

En uno de esos debates, Pedro presumió: “Hace seis años éramos tan solo 12, y ahora somos cientos de miles los que queremos y trabajamos por un mejor Jalisco…”.

Sin embargo, esos “cientos de miles” no se vieron en las urnas del pasado domingo para darles el triunfo y el resultado para Futuro y todos sus candidatos fue desastroso por las expectativas generadas -a reserva de confirmarse habría ganado una presidencia municipal-, aunque hay que destacar la aparición de figuras que dejaron un grato sabor de boca como Dolores Pérez-Lazcarro, candidata a la presidencia municipal de Guadalajara.

Contra lo que apostaron sus apologistas que ya lo hacían despachando en la oficina principal de Palacio Municipal en Zapopan, Pedro Kumamoto quedó en un lejano tercer lugar de quien resultó ganador de la contienda, Juan José Frangie, aunque logrará formar parte del Cabildo. La realidad volvió a darle en la cara.

La campaña de Kumamoto, amén de que durante el primer mes prácticamente fue inexistente, careció de la frescura y originalidad que lo caracterizó principalmente en la que participó como independiente. Hoy sus asesores consideraron que era importante rebajarlo de nivel, no sólo con sus pleitos y rencillas en contra de Frangie Saade sino hasta con imágenes como aquella en la que el entonces candidato del PAN a la gubernatura, Fernando Guzmán -dicen que por recomendación de Héctor Álvarez Contreras, entonces coordinador de su campaña-, le daba una “patada” a una botarga de dinosaurio, símil de los priistas. Esta imagen es la que acompaña a este texto y fue difundida por el propio Pedro en sus redes sociales.

Hoy podrán argumentarse infinidad de pretextos para tratar de justificar el fracaso de Kumamoto y Futuro, pero esa es la realidad. Dirán que les jugaron sucio, que se impuso el voto antilópezobradorista, que operó el estado en su contra y quién sabe cuántos más. Sí, quizás logren mantener el registro como partido estatal -que ya sería un gran logro-, pero será prácticamente “con alfileres”, y a diferencia de años atrás los augurios sobre su existencia y crecimiento no son los mejores.

Confieso: Lo sucedido hoy a Kumamoto y a su partido no me sorprende. Esta realidad la “dibujé” aquí en Marcatextos en varias entregas que pueden consultarse. Se veía venir.

Así, pues, si hoy debemos ponerle nombre al fracaso, yo lo bautizaría como Pedro Kumamoto y Futuro. No más.

Posdata: Ojalá y la realidad obliguen a Pedro a hacer “oídos sordos” a sus apologistas, a sus “sesudos” asesores y a sus propagandistas, y se ponga a estudiar lo que es la verdadera política, aquella que no se hace en las redes sociales sino en cada rincón de las calles de Jalisco.