Foto: Twitter de Lilly Téllez

El vergonzoso espectáculo que ofrecieron anteayer algunos senadores cuando se discutía un tema de la mayor trascendencia como es el de si el Ejército debe seguir en las calles y cumpliendo labores que no les corresponde en materia de seguridad pública, debe de ser una llamada de atención para los partidos políticos y, particularmente, para los ciudadanos, que debemos de ser más cuidadosos en analizar a quién le damos nuestro voto.

Yo no sé si el gremio periodístico, o parte de él, se siente representado por la periodista Lilly Téllez, ex conductora de noticieros de TV Azteca, quien hoy es senadora gracias al partido Morena del que desertó para pasarse a las filas del Partido Acción Nacional -del que osadamente ahora sueña con ser candidata a la presidencia de la República-, pero confieso que yo no. Y es que la estridencia, las descalificaciones y los adjetivos son el contenido de su narrativa legislativa, dejando mucho qué desear cuando se supone que es una mujer preparada e inteligente. Pero los espacios que se ha ganado en los medios de comunicación son, precisamente, por su estridencia verbal ausente de contenido trascendente y de fondo.

El que la senadora Téllez quiera destacarse y distinguirse por su lenguaje estruendoso y en muchas ocasiones soez y falto de respeto, no creo que haga sentir orgulloso ni a sus mismos nuevos correligionarios blanquiazules. Pero apuesta a que eso le da para ser aspirante presidencial -¡Dios nos agarre confesados!-.

Pero no solo es el bochornoso espectáculo de la senadora periodista, sino también de aquellas otras mujeres que suben a la tribuna para sacarle sus “trapitos al sol” y recriminarle que “hay que tener la cola corta para tener la boca larga”, refiriéndose a asuntos de carácter estrictamente personal que denigran no sólo la figura de quien lo dice y de a quien se lo dice, sino al propio recinto senatorial, pues lo convierten en el símil de una cantina, con respeto a estos agradables centros de recreación y convivencia.

Y ni qué decir de figuras siempre controvertidas como la del senador Félix Salgado Macedonio, quien sacó a relucir el asesinato del ex secretario general del CEN del PRI, Francisco Ruiz Massieu, cuya hija, la senadora Claudia Ruiz, le puso un alto al decir que no le permitía que se refiriera a su familia.

Y así como estos ejemplos, se registraron otras escenas más que convirtieron al recinto legislativo en un circo, en una carpa o en un vodevil, frente a un tema que hoy tiene contra la pared a los mexicanos: la inseguridad pública y la participación del Ejército en esta tarea.

Pero con espectáculos reprobables como los que observamos el martes ante un tema de la más alta importancia , debe de llevar a los partidos políticos a analizar muy bien el perfil de quién postulan como candidatos al Senado para regresarle su nivel y dignidad a esta parte del Poder Legislativo federal. Ahí viene el 2024 y creo que el Senado de la República no se merece un perfil similar al de varios de los hoy senadores que, insisto, denigran su investidura y a la Cámara Alta.