Julio César Hernández
Sin duda que el papel de presidente del Instituto Electoral del Estado ha provocado que los “reflectores” y “dedos flamígeros” se dirigan a la figura de Tomás Figueroa Padilla por su viaje a Cuba acompañando al presidente de Tlajomulco, Enrique Alfaro, aspirante a gobernador, pero el mismo “pecado” cometió el consejero Víctor Hugo Bernal Hernández (en la foto saludando a Javier Guízar), quien ha optado por la política del “avestruz”.
Pero en este asunto nada hace diferente la equivocada decisión de Figueroa y de Bernal, pues ambos son consejeros electorales y lo mismo vale el voto de uno que del otro en la toma de decisiones que pueden beneficiar o perjudicar a los actores políticos de Jalisco.
Es cierto, se le ha “cargado la mano” a Tomás Figueroa por el simple hecho de ser el presidente del órgano que cumple el papel de árbitro electoral, y sin duda que Bernal Hernández ha registrado que le ha dado buenos resultados “blindarse” de las críticas encerrándose en las cuatro paredes de su oficina del edificio de Florencia y López Mateos.
Víctor Hugo Bernal se ha negado a dar la cara a los medios y a la ciudadanía, no obstante que no sólo él acudió al viaje a Cuba acompañando a un aspirante a la gubernatura, sino que además fue también su hermano que es funcionario del Ayuntamiento de Tlajomulco.
Bernal Hernández ni ha ofrecido una disculpa ni ha reconocido que cometió un error político. ¿Será que él está convencido de que lo que hizo fue correcto y que el hecho de no ser el presidente o aspirante a un cargo de elección popular, lo exime de dar la cara?