¿Cuál fue el verdadero motivo que llevó a la agrupación creada por Enrique Alfaro Ramírez, Alianza Ciudadana, a lanzar un ultimátum al PRD para que en el plazo de una semana se defina si se integra o no a la alianza de las izquierdas en Jalisco? ¿Sobrevaloración o desesperación?
Para muchos, este grito de Alianza Ciudadana fue más de desesperación que de otra cosa al ver que, tras solicitar licencia a su cargo Alfaro Ramírez, el tiempo pasa y no hay visos de que haya un vehículo que lleve al alcalde con licencia de Tlajomulco a ser candidato a la gubernatura.
Y es que luego de que Enrique Alfaro había acordado con el Partido Verde Ecologista y el PRI aceptar la invitación a encabezar la segunda fórmula al Senado de la República, fue obligado a dar marcha atrás y enfrascarse a trabajar para que se concrete la alianza de las izquierdas y lo hagan su candidato al gobierno estatal.
Pero insistimos: el tiempo pasa y los alfaristas ven con preocupación un alto riesgo de que la cabeza de su movimienta pueda quedarse “colgado de la brocha” y no ser el candidato de una alianza que si bien está alejada de ganar la elección a la gubernatura, sí le permitiría obtener algunas “jugosas” ganancias que de otra manera no obtendría.
Y lo que es más, se quedaría tal vez sólo como el candidato de una “chiquillada” que prácticamente es inexistente en Jalisco: el Partido del Trabajo y el Movimiento Ciudadano, antes Convergencia, lo que sería una dolorosa derrota de quien no pocos han considerado como el mejor gobernante municipal de Jalisco por su trabajo en Tlajomulco.
De esta manera, obsesionados por un mundo irreal creado alrededor de los medios de comunicación, los alfaristas están viendo que fueron víctimas de sus propias trampas, pues Alfaro Ramírez no sería candidato de la alianza PVEM-PRI ni de la Alianza Ciudadana y, mucho menos, de una alianza con el Partido Acción Nacional.
Y así, quedarían como “el perro del hortelano”.